27 julio 2006

Reconstrucción

Reconstrucción es mucho más que una novela con fondo histórico y religioso ambientada en uno de los momentos más excitantes de Europa: el  siglo XVI. Es un trepidante relato que habla de conflictos tan actuales como el fanatismo religioso, la lucha por el poder o la pérdida de ideales, pero sobre todo desmentir la idea que  estamos ante una nueva era donde los logros de la civilización occidental  no pueden combatir contra el eje del mal. Puede que las palabras hayan cambiado (herejes, ejes del mal, integrismo, etc.), pero los conceptos y las estructuras siguen siendo las mismas que en el siglo XVI.

Por esta novela pasan varios personajes históricos muy importantes en su época,  que demuestran tener una gran inteligencia al apartar sus intereses personales con el fin de conseguir alcanzar logros comunes. Siguiendo en parte el estilo de su anterior libro Fabulosas narraciones por historias (Lengua de Trapo, 1996), Antonio Orejudo retoma el mundo de la cultura para mostrarlo  al lector a través de una mirada irónica con el fin de desmitificar algunos de  los personajes de esta época.

En 1535, en el corazón de una Europa convulsa tras el cisma de Lutero, se suceden las rebeliones contra la Iglesia católica y el Papa. En la ciudad alemana de Münster un orador particularmente preparado, Bernd Rothmann, se convierte en el guía espiritual que encabeza la revuelta contra la corrupta jerarquía católica. "Y cuanto más estudiaba y más leía la Biblia, más claramente veía que la figura de Cristo había sido claramente manipulada por Constantino en el Concilio de Nicea y que su palabra había sido traicionada por todos los papas posteriores a él. La Iglesia de Cristo se había convertido en una maquinaria de intereses y ambiciones que nada tenía que ver con la sencillez del mensaje original".

Dentro de la ciudad se declara la libertad religiosa, acuden centenares de peregrinos y, con ellos, profetas y predicadores de toda índole. La gente de los pueblos vecinos, temerosa, descontenta y ávida de guías espirituales, acude a Münster atraída por lo que se cuenta de Rothmann. "Si hay libertad para interpretar el Evangelio, es lógico que hoy salga uno diciendo que Cristo es un impostor; mañana otro negando la Santísima Trinidad; y al día siguiente un tercero asegurando que las Escrituras tienen una importancia secundaria… Si hay libertad, cualquiera puede organizar su propia secta al margen de la iglesia".

La revuelta contra la jerarquía católica será aplastada rápidamente, pero marcará el punto de partida de futuros intentos de reconstrucción de la palabra de Dios y de nuevas luchas de poder.  Los ejércitos católicos se aprestan para el escarmiento más despiadado. "Nada produce más temor, y por lo tanto más respeto y solicitud, que recibir una visita de la autoridad. La inquisición se ha trabajado mucho esta inseguridad casi patológica de los ciudadanos y ha conseguido que ninguno de ellos viva con la certeza absoluta de ser inocente. Así se fomenta mejor  el orden y se reduce mucho el riesgo de rebeldía".

Dieciocho años después, cuando la sublevación de Münster es sólo un recuerdo y la Inquisición persigue cualquier indicio de herejía, el inquisidor general de Lyon tiene que identificar con urgencia al autor de un manuscrito anónimo, especialmente venenoso, e impedir su difusión. "Es una extravagante aproximación fisiológica al Espíritu Santo, una definición no teológica, sino médica de ese misterio. El Espíritu Santo se define como una sustancia química que da vida a todos los seres. ¿Y cuál es esa sustancia química? La sangre oxigenada por los pulmones…"

Para seguir su rastro, el inquisidor acude a Joachim Pfister, un culto grabador de tipos de imprenta que trata con varios talleres de Francia. "Como comisario de la Inquisición, quedarás fuera de la jurisdicción ordinaria. Tendrás licencia para todo. No podrás ser prendido por alguaciles ni sentenciado por jueces. Tendrás facultad para recibir informaciones y delaciones, para proceder contra quien consideres oportuno, delincuentes o testigos; podrás prender, retener, recibir confesiones, examinarlas, llamar a declarar, testificar, podrás encarcelar, someter a tormento y pedir informes. Estarás exento de pagar impuestos y todos los católicos estarán obligados a auxiliarte en lo que necesites, a alojarte en sus casas y a proporcionarte alimentos. De por vida".

La inquisición cree que el peligroso libro  La restitución del cristianismo es obra de un brillante filólogo, de un teólogo singular, con suficientes conocimientos de medicina como para sostener las teorías más heterodoxas sobre el funcionamiento del cuerpo. Resulta que el misterioso autor del temido libro  es Miguel Servet, médico y teólogo, quemado vivo por Calvino en Ginebra en 1553.

Antonio Orejudo nació en Madrid en 1963. Ha publicado Fabulosas narraciones por historias (Lengua de Trapo, 1996), galardonada con el Premio Tigre Juan a la mejor primera novela del año, y Ventajas de viajar en tren (Alfaguara, 2000), ganadora del XV Premio Andalucía de Novela. Orejudo confirma, con esta su tercera novela, que es uno de los narradores más originales y brillantes de su generación.

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