El espejismo de Dios
En su último libro, El espejismo de Dios (Editorial Espasa), Richard Dawkins nos invita a imaginar un mundo sin religión.
Al igual que la canción de John Lennon, el autor de este magnífico libro imagina “un mundo donde no hay terroristas suicidas envueltos en bombas, que no existe el 11-S o el 7-J, que no hay cruzadas, caza de brujas, ni el Complot de la Pólvora, ni la partición india, ni las guerras árabe-israelíes, ni las masacres serbo-croatas-musulmanas, ni la persecución de los judíos como asesinos de Cristo, ni los problemas de Irlanda del Norte, ni las muertes de honor, ni telepredicadores con vestidos brillantes y cabello cardado, desplumando a sus crédulos espectadores (Dios quiere que les des todo lo tuyo hasta que te duela)”… un mundo sin religión. Sin lugar a dudas, un mundo sin religión sería un mundo con muchos menos problemas.
La teoría de la evolución de Charles Darwin supuso en verdadero hito en la historia del pensamiento. Al desplazar a Dios como creador único de la especie humana, el gran naturista transformó radicalmente la visión que el hombre moderno tenía de sí mismo, iniciando una revolución conceptual cuyas consecuencias son la base de este libro. Este libro analizar con rigor los principales argumentos a favor y en contra de la religión y demuestra la improbabilidad d la existencia de un ser supremo.
El autor intenta organizar las diferentes opiniones humanas sobre la existencia o no de Dios a lo largo de un espectro de posibilidades. El espectro es continuo, pero puede representarse por los siguientes siete hitos en toda su longitud:
- Fuertemente teísta. Cien por cien de posibilidades de la existencia de Dios. En palabras de C.G.Jung, “Yo no creo, yo sé”.
- Posibilidades muy altas de la existencia de Dios, pero inferiores al cien por cien. Teísta de facto. “No puedo asegurar que sea cierto, mas creo firmemente en Dios y vivo mi vida en la suposición de que Él está ahí”.
- Algo más del 50 por 100 de posibilidades. Técnicamente agnóstico, aunque más inclinado hacia el teísmo. “Estoy muy dudoso, pero me inclino a creer en Dios”.
- Exactamente el 50 por 100 de posibilidades. Agnóstico completamente imparcial. “La existencia y la inexistencia de Dios son exactamente equiprobables”.
- Algo menos del 50 por 100 de las posibilidades. Técnicamente agnóstico, pero mas inclinado hacia el ateísmo. “No sé si Dios existe, aunque me inclino mas por ser escéptico.
- Muy pocas posibilidades, pero más que cero. Ateo de facto. “No estoy totalmente seguro, mas pienso que es muy improbable que Dios exista y vivo mi vida en la suposición de que Él no está ahí».
- Fuertemente ateo. “Sé que no hay Dios, con la misma convicción con la que Jung “sabe” que hay uno”.
Yo me situó a mi mismo en la categoría 6, pero inclinado hacia la 7.
El autor también señala en su libro que las encuestas sugieren que los ateos y los agnósticos superan en número, con mucho, a los judíos, e incluso superan a la mayoría de otros grupos religiosos. Sin embargo, al contrario que los judíos, claramente uno de los más eficaces grupos de poder en Estados Unidos, y al contrario también que los cristianos evangélicos, que ejercen un poder político incluso mayor, los ateos y agnósticos no están organizados y, por tanto, ejercen una influencia casi nula. Realmente, organizar a los ateos se ha comparado con el intento de reunir un rebaño de gatos, porque tienden a pensar de forma independiente y no se someten a la autoridad.
Richard Dawkins es titular de la cátedra Charles Simonyi de la facultad de Conocimiento Público de la Ciencia de la Universidad de Oxford, posición que ocupa desde 1995. Entre sus obras anteriores se encuentran El cuento de los antepasados, El gen egoísta, El relojero ciego, Escalando el Monte Improbable, Destejiendo el arco iris y El capellán del diablo.