Cuando YouTube es TuTubo
La diversidad tiene futuro en el mundo global con las tecnologías 2.0. Los que, temerosos, anunciaban el descalabro del español en Internet se equivocaban. El viejo mundo 1.0 basado en las empresas, el inglés y la verticalidad se acaba. Un floreciente nuevo escenario de pluralidad se abre paso con la cultura y las tecnologías 2.0. De las empresas a las personas. Del dominio imperial del inglés a la eclosión del chino, del portugués, del iraní y del español (y la preservación en la Red de más de 6.000 idiomas en peligro de extinción: quechua, aymara, zápara…). De la verticalidad de las estáticas páginas web a la riqueza de blogs, wikis y feevys que potencian el sentimiento de comunidad a través de la participación, la colaboración y la integración de lenguajes con plataformas multisistema. “El conocimiento es poder”, decía Francis Bacon. La clave consistía, pues, en acumularlo, guardarlo y protegerlo. Pero el conocimiento se ha liberado de sus carceleros. Y los creadores saben que la libertad de los usuarios va a ser más rentable que la protección de los guardianes. El poder hoy es compartir, encontrar, crear: “El significado de ’saber’ ha cambiado de ser capaz de recordar y repetir información, a ser capaz de encontrarla y usarla” (Herbert Simon, Premio Nobel de Economía)
Las grandes marcas globales 2.0 empiezan a evolucionar. La fuerza de las comunidades es imparable. La Internet de las personas es más democrática y plural que la Internet de países, empresas, idiomas y organizaciones. Y también será más fuerte. El centro es la persona. El nudo básico de la nueva red tiene nombre y apellidos en lugar de siglas.
La fuerza de nuestras comunidades latinas en el mundo es un factor de futuro junto a las tecnologías lingüísticas cada vez más amables y fáciles que facilitan la traducción e interpretación automática. Alberto Manguel, en su libro “La biblioteca de noche”, nos recuerda que Dios, temeroso de la fuerza de los hombres que, tras el Diluvio, construían la ciudad y la torre de Babel para llegar el cielo, creó las lenguas para debilitarlos. “Y descendió Jehová para ver la ciudad y la torre que edificaban los hijos de los hombres. Y dijo Jehová: He aquí que el pueblo es uno, y todos estos tienen un un solo lenguaje; y ya han comenzado la obra, y nada les retraerá ahora de lo que han pensado hacer. Ahora, pues, descendamos y confundamos allí sus lenguas para que ninguno entienda lo que habla su compañero” (Génesis 11: 5-7). Pero los reinos del mismísimo Dios ya están a nuestro alcance. Habla y escribe en la lengua que quieras que también podrás escuchar y leer en la lengua que elijas. No hay fronteras. No hay límites. Pero hay déficits.
Mientras los individuos y las comunidades florecen en español, las universidades, las administraciones y las empresas españolas siguen ancladas en el mundo 1.0 y sin estrategias compartidas con las inversiones necesarias (en contenidos y en redes, fundamentalmente) para competir en la “Babel” global. Leo en Boing Boing que “el Gobierno alemán contrata a expertos para que amplíen la Wikipedia alemana en aspectos como sobre energías renovables, nutrición, agricultura y protección al consumidor. El Ejecutivo anda buscando especialmente wikipedistas debido a su experiencia en la edición de la herramienta”. Toda una lección y una pista de futuro. Mientras, nuestras grandes empresas, siguen sin coordinar sus esfuerzos para promover el español en la red, aunque hay algunas excepciones significativas como la del Grupo Santander con Universia y con la financiación de la formación de profesores de español en Brasil. Necesitamos una alianza pública y privada para crecer en la Red. La comunidad hispana y las comunidades 2.0 deberían ser el eje de esta alianza. Mientras llega la coordinación, las paradojas se multiplican: Empiezan las inversiones españolas en la Web 2.0, como la del Grupo Zeta en MyStrands y después de años de retraso en redes e infrastructuras, en España, disponemos de anchos de banda que lideran Europa. Es decir, los usuarios tiran del consumo digital de contenidos ante la pasividad y el conformismo de las organizaciones capaces de generarlos. Hay que reaccionar, aunque parece que algunos ya lo han comprendido. Pero solos, sin coordinación, no será suficiente para disponer de volumen crítico en la Red.
Las nuevas marcas del mundo global han reaccionado ante la fuerza de las comunidades latinas. El caso de YouTube, Flickr y Google representan unas oportunidades inpensables sólo hace meses.
Hasta ahora YouTube permitía ver contenidos en español siempre utilizando el servicio americano. Algunas iniciativas como Myvideo o Dalealplay surgieron como clons en español de este servicio. Pero ahora YouTube, propiedad de Google, ha decidido crear nuevas páginas en los idiomas de estos nueve países: España, Brasil, Francia, Holanda, Irlanda, Italia, Polonia, Reino Unido y Japón, utilizando los dominios locales.
Cada página se traducirá en su totalidad, permitiendo en una segunda fase, realizar clasificaciones de vídeos y comentarios específicos según el país. YouTube da además un paso más avanzando del 2.0 al 2.1 con una nueva herramienta de edición: YouTube Remixer mediante la cual reconoce que los contenios generados por los usuarios serán la clave de su oferta en el futuro. Este servicio permite a los usuarios editar sus vídeos sin necesidad de buscar programas externos. Más servicio, para lograr más usuarios.
Por su parte, Flickr (adquirido recientemente por el otro gigante: Yahoo) anunciaba el pasado 12 de junio la disponibilidad de su servicio en siete nuevos idiomas: español, alemán, coreano, chino, francés, italiano y portugués.
Y Google anunciaba una nueva iniciativa de este buscador para permitir que los usuarios puedan encontrar toda la información que hay en Internet con independencia del idioma en que se encuentre. El usuario indica su idioma original y el idioma en el que quiere buscar la infomación y Google rastrea los contenidos, ofreciendo a través de una herramienta de traducción, la tradución del enlace, del primer párrafo que explica los resultados e incluso de la página de destino. Un servicio muy útil a pesar de no ser muy riguroso.
Decía Javier Celaya que una de las razones del poco peso del español- todavía- en la Red era, en parte, culpa de las editoriales, de las bibliotecas (con la pasividad de la administración) que no volcaban sus contenidos en ella. Es cierto. Pero la Red ya no es sólo el espacio de las empresas (editoriales, por ejemplo); ni de las organizaciones (como las bibliotecas); sinó de las personas (como los lectores) que pueden transformarla hacia escenarios más comunitarios. El español, la creación y la industria, tienen una nueva oportunidad. Nunca mejor dicho: una oportunidad 2.0. ¿Sabrán entenderlo las instituciones, las empresas y las administraciones?.
Texto elaborado por Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicación