18 noviembre 2010

5 principios de la edición digital

Pasada la Feria del libro digital en el FICOD, recuperamos y aprovechamos un post de Martyn Daniels -en el que habla de manera muy acertada de los cinco principios alrededor de la edición digital- para insistir en algunas ideas.

Servicios online: ya hemos subrayado en varias ocasiones la importancia cada vez mayor de los servicios web en el sector editorial, la tendencia al ebook multimedia y la llegada del libro en la nube. Mientras se espera el estreno de Google Editions, otros han avanzado en este terreno de los libros en la nube. En nuestro país el caso más sonado ha sido el de la recién estrenada plataforma 24 Symbols. Si, como se recuerda en el artículo, la conectividad permanente va a ser una clave del acceso a todo tipo de contenido -lo que incluye a los libros digitales-, parece que otros asuntos sobre la edición digital como los soportes y formatos debieran de dejar de ser un problema, al menos como lo están siendo en muchos casos para el lector.

Consumo “agnóstico”: si bien hasta hace relativamente poco el consumo –bien sea informativo, bien como producto o materia de consumo- estaba determinado y dirigido por los límites del acceso a los contenido o productos, donde la restricción estaba determinada por el propio medio y la tecnología, hoy es la nueva tecnología la que permite el acceso a nuevos y muy variados contenidos. Aunque todavía hay límites, la variedad y gustos se han multiplicado, lo que también ha multiplicado la dificultad de destacar entre tanta información. El comportamiento en el mundo digital es similar al analógico, y la novedad más visible sigue teniendo ventaja, a pesar del fondo sin fondo que supone la red para los contenidos.

Acceso móvil: es cierto que si ha habido un dispositivo móvil de acceso al conocimiento y a la cultura ha sido el libro impreso, más aún con el formato bolsillo, también denostado por algunos. La micro-tecnología en realidad no ha hecho cambiar tanto, entonces, la naturaleza del libro, al menos en este sentido. Pero sí en los hábitos de lectura, la conectividad, la lectura compartida, junto a servicios multimedia, interacción, etc.

Polaridad: la tecnología, para bien o para mal, se presenta como fundamental en esta nueva etapa de la edición. Algunas veces hemos advertido de la presencia de agentes externos o ajenos al sector del libro, agentes que en ocasiones han demostrado tener una mayor visión en el entorno digital, razón por la cual ocupan una importancia reservada antes a las editoriales o, sobre todo, grupos editoriales. Por eso insistimos en que no son los soportes, sino los contenidos y la manera de ofrecerlos lo que debe de importar al editor. Si algo se enfrenta a la obsolescencia de los dispositivos de lectura es la nube, una oportunidad para editoriales grandes y pequeñas.

Valor añadido: y si algo deben de tener los contenidos como  los libros digitales es valor añadido, para aprovechar las ventajas y virtudes de la digitalización y para distinguirse entre los demás. Un valor añadido que justifique precios y que consiga la fidelidad de los lectores.

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