24 septiembre 2015

“En esta era digital tenemos que volver a aprender a leer, pero esta vez imágenes”

Javier Celaya, fundador de Dosdoce.com, es entrevistado para Deia con motivo de su participación en la jornada «El autor en el nuevo mundo de la edición», organizada por la Asociación de Escritores de Euskadi y que tuvo lugar en el Azkuna Zentroa de Bilbao el pasado 19 de septiembre. Una entrevista de Leyre Eguskiza.

Ha sido el regalo estrella de Navidades y cumpleaños durante los últimos años. Los ebooks y tabletas, cada vez más presentes entre aquellos aficionados al placer que ofrece la lectura, han revolucionado la manera de consumir entretenimiento. Las películas y series se disfrutan ahora en siete o diez pulgadas, y el olor y tacto del papel ha sido sustituido por la tinta electrónica.

Esta ola digital que golpea con fuerza desde hace ya desde varios años ha colocado a escritores y editoriales frente a nuevos retos. Sobre estos desafíos conversará hoy Javier Celaya (Bilbao, 1963), fundador del portal digital Dosdoce, con Santos Palazzi, del Grupo Planeta. La cita es en el Azkuna Zentroa, dentro de la jornada tituladaEl autor en el nuevo mundo de la edición, organizada por la Asociación de Escritores de Euskadi.

Cada vez se ofrecen más facilidades para publicar contenidos propios en Internet pero, ¿es más difícil para el autor hacerse ver?

-Mucho más. En el mundo analógico, el reto de cualquier escritor era que le publicaran, pero ahora no solo tienen que enfrentarse a ello, sino que una vez que su libro sea publicado ha de ser encontrado y leído. En el amplio mundo digital, aunque es relativamente más sencillo que te publiquen -existe la autoedición-, tienes que llegar hasta el lector entre toda la oferta existente.

¿Y cuál diría que es el mayor reto al que se enfrentan las editoriales?

-Hay que destacar que hasta hace cinco años el sector no se tomaba demasiado enserio esta transformación o no pensaba que ocurriría tan rápido, pero ha habido un cambio de actitud positivo y los editores han entendido que es una realidad. Esto conlleva la búsqueda de unos modelos de negocio que hagan que las editoriales sean sostenibles en la era digital; ese es su mayor reto. El segundo gran desafío es descubrir y apostar por los nuevos creadores del siglo XXI, que probablemente narren exclusivamente en formato digital y que presenten una historia que no solo esté formada por textos. Mucha gente dice que eso no es un libro, sino un videojuego, pero yo digo que en el siglo XX se contaba de manera textual y pasando páginas, pero que en el siglo XXI se cuenta de manera dinámica, interactiva y personalizada para el lector.

Habla de la llamada ‘lectura enriquecida’ o transmedia. ¿Hemos dado ya el salto en esa dirección o continuamos leyendo en pantalla pero de manera lineal, es decir, como si fuera un libro de papel?

-El futuro hacia el que nos encaminamos, que no será un proceso de la noche a la mañana, es el de adentrarnos en ese nuevo mundo donde la imagen tendrá más peso que el texto. Lo que ocurre es que es un cambio gradual, al igual que ha ocurrido con los medios de comunicación escritos. Se ha ido evolucionando y hoy en día se está iniciando este cambio a un mundo transmedia. Hay quien dice que es el texto el que nos hace profundizar, pero creo que si nos dan la imagen y además nos ofrecen más claves, probablemente la imaginación se desarrolle más y será más fácil adentrarse en la historia.

De hecho, el camino natural que sigue la sociedad incluye cada vez más estímulos audiovisuales…

-Así es, y lo que tendremos que hacer será volver a aprender a leer, pero esta vez imágenes. Nos han enseñado a leer caracteres, todos sabemos leer entre líneas, entendemos que una palabra puede tener varios significados o connotaciones… Ahora deben enseñarnos a volver a hacerlo.

En el mundo anglosajón ya es una práctica habitual, con iniciativas como ‘Your Fry’, en la que el escritor Stephen Fry ha cedido sus libros para que los lectores enriquezcan las historias a su antojo. ¿Se inicia un camino hacia un proceso de creación colectivo frente al modelo individual del autor?

-Diría que vamos en esa dirección y que además que es algo muy bueno. Esta cultura compartida, en la que el escritor se relaciona directamente con el lector y participa de sus aportaciones es algo que es beneficioso para ambas partes. Eso no significa que todo lo que vayamos a escribir y leer vaya a ser compartido, y aquellos escritores que quieran mantener la escuela de yo y mi libro podrán seguir haciéndolo. Lo que ocurre es que el eje trascendental del mundo del libro son los derechos de autor. Tanta transformación les ha dado de lleno en la línea de flotación por esta manera tan compartida de hacer contenidos, pero no significa que no debamos seguir compensando a los autores, por supuesto que hay que hacerlo.

(Acceso a la entrevista completa a través de este enlace)

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