17 octubre 2016

Cómo pueden los Big Data ayudar a los museos

 

Young woman using smartphone and pointing at BIG DATA text on screen, vía Shutterstock

La capacidad de cualquier empresa o institución para recopilar datos, también de ámbito cultural, hace que las decisiones -sobre todo estratégicas- sean más acertadas a la luz de tales datos masivos.

Los Big Data no sólo ayudan a mejorar las ventas o a adelantarse a los deseos de los consumidores, por ejemplo, también sirven para tomar otro tipo de medidas de mejora para dar nuevos servicios o hacer los cambios necesarios en otros ya existentes.

Las vías por las cuales recopilar datos son múltiples, como ya sabemos. Una de ellas son los beacons, de los que hemos hablado aquí como herramienta para desarrollar nuevas experiencias, tanto de compra o como visitantes de una exposición, por ejemplo.

Pero esta pequeña tecnología también puede recopilar datos que pueden ayudar a instituciones culturales como los museos a comprender las necesidades e intereses de los visitantes y, de este modo, hacer los cambios necesarios.

Datos como los mapas de calor –que muestran una representación visual del número total de interacciones en una exposición-, las trayectorias por las salas de exposiciones que hacen los visitantes, los tiempos de media que se tarda en esperar o en mirar una obra determinada, qué salas apenas tienen flujo de personas, etc., pueden ser recopilados por los museos y, con ello, mejorar el modo en que se preparan exposiciones o salas enteras.

Incluso se podría monitorizar el ritmo cardíaco o las emociones para conocer cómo responden los asistentes a una exposición o cualquier otro evento cultural; también hacer que tales asistentes vean los resultados de monitorización y les sirva como herramienta de conocimiento propio. El Tech Museum of Innovation ya está trabajando en un proyecto similar: los datos como servicio, herramienta de conocimiento y visualización artística.

De momento se está en los comienzos del Big Data para la toma de decisiones a la hora de planear exposiciones o reubicar colecciones en galerías de arte y museos, pero muy pronto estos análisis de datos serán de uso común para obtener un verdadero conocimiento de los intereses de las personas y, por ende, de las propias instituciones culturales.

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