Las instituciones como editores de libros de texto digitales
El proceso en la transformación de los libros de texto de la impresión al formato digital está siendo más lento de lo que parecía y con resultados irregulares.
Desde Jisc están haciendo un seguimiento al detalle de la evolución, uso y particularidades del formato digital entre los estudiantes. Un experimento que bien podría servir de base para otro tipo de instituciones culturales.
Cuando comenzaron a popularizarse los llamados e-texts fueron bien recibidos por su comodidad. Hoy parte importante de su acceso es gracias a las bibliotecas universitarias, satisfaciendo así la alta demanda de este tipo de textos entre los estudiantes, servicio que tuvo poco impacto en las ventas de libros impresos, si bien se siguen estudiando modelos de negocio viables en este sentido.
Para ver la verdadera viabilidad de los libros de texto digitales, en Jisc, en colaboración con algunas universidades del Reino Unido, formaron en 2014 cuatro equipos de trabajo para comisionar, producir y editar libros de texto digitales de diferentes disciplinas, con distintos métodos de producción, diferentes modelos de negocio y licencias, canales de distribución y de comercialización. El plan es hacer un estudio comparativo para recopilar resultados y evaluar su eficacia y sostenibilidad.
A pesar de que el experimento aún está en marcha si bien muy avanzado (cinco de los ocho libros ya han sido publicados, y los tres restantes están en las etapas finales de desarrollo), ya han compartido algunas conclusiones y recomendaciones de valor a raíz de los primeros resultados.
La primera conclusión, aunque parezca obvia, es que la producción de un libro digital o no es más lenta de lo que parece. Desde la escritura de los textos hasta la producción. En general, los plazos se han retrasado en las diferentes etapas del proceso. Es decir, que conviene contabilizar algún tiempo extra para esos posibles retrasos siempre impredecibles. La asignación correcta de cada labor para los equipos de trabajo también es muy importante para cumplir los plazos.
Una sugerencia importante es saber cuáles son las prioridades a nivel institucional: tipo de proyecto, recursos, tipo de publicación, implicación de las bibliotecas, etc. También es importante medir los objetivos, que suelen ser a largo plazo: definir audiencias –dentro y fuera de la institución- va a ser fundamental a la hora de ver resultados.
Otro aspecto a tener en cuenta es considerar todos los aspectos de los derechos de autor de los libros, y si la licencia será bajo Creative Commons u otra más restringida. Todo ello se debe formalizar con los autores con un contrato que tenga en cuenta las particularidades del formato digital, sobre todo en cuando a sus diferentes modelos de distribución y venta.
Por último, hay que investigar temprano que tecnologías hay disponibles para la elaboración digital de los textos y tomar las decisiones con los académicos o autores que vayan a producir el contenido. La elección de la plataforma y el formato de publicación influirán en quién distribuirá o tendrá acceso al contenido.
Para ver todos los detalles del experimento y de cómo evoluciona cada caso, se puede acceder directamente a través de la página de Jisc donde se habla de ‘novedades y progreso’.