En la era del streaming la música clásica pierde visibilidad en los algoritmos. ¿Pasará lo mismo con los libros especializados?
Parece ser que alguien no está haciendo que los metadatos o la inteligencia artificial pongan todas sus fuerzas en determinados géneros, en este caso musicales.
Según un artículo del New York Times, parece que plataformas como Spotify, o búsquedas a través de Amazon Echo, no son tan certeras a la hora de dar determinados resultados sobre piezas concretas de música clásica, algo que no suele ocurrir con el pop o el rock. Algo que también pasa con el cine de autor en plataformas como Netflix.
Es posible que como pasa con las audiencias o cantidad de consumo de cualquier tipo de contenido, aquello que es más marginal, de culto, menos mainstream o de consumo de masas, se vea también al margen de la capacidad de los metadatos para sacarlos a la luz, siquiera para conocer su existencia.
¿Pasará lo mismo con libros especializados, o incluso de fondo? Es muy habitual que determinados títulos sobe arte, ensayo, filosofía, etc., no aparezcan en Goodreads, por ejemplo, que no deja de ser una herramienta de recomendación.
Aunque la clasificación en metadatos es igual y más sencilla para los libros que en el caso de la música clásica –aunque la subdivisión de subgéneros de la música electrónica daría mucho para comentar al respecto-, se percibe cierto desinterés en determinados géneros.
En el caso de la música clásica, su estructura ofrece algunas particularidades, como la división en movimientos -así como las diferentes orquestas y directores para una misma composición-, que puede presentar mayores dificultades para su búsqueda en entornos que han basado sus algoritmos en clasificaciones pop, de autor y tema o canción, álbum y poco más.
Por eso, empresas como Idagio y Primephonic, quieren ser los Spotify de la música clásica, también bajo un sistema de suscripción.
Parece que aunque la tendencia es que todo el contenido esté disponible y accesible en una misma plataforma, hay determinados géneros que están siendo olvidados por los metadatos, o por los responsables de las plataformas que no consideran que el porcentaje de consumidores de ese tipo de contenidos sea suficiente para poner mayor atención en ellos.
De este modo, estos otros contenidos están abocados a terminar en plataformas especializadas, como Primephonic para música clásica o Filmin para el cine.
Sin embargo esto no significa que la música clásica tenga que dejar de estar en estas plataformas no especializadas, porque no dejan de ser un medio para darse a conocer a nuevas audiencias cuyos descubrimientos son casuales –por ejemplo a través de los estados de ánimo– y no fruto de búsquedas concretas.
Por tanto, si no se quiere que obligatoriamente algunos contenidos menos populares, por así decir, terminen estando sólo en sus propias plataformas con algoritmos adecuados para ellos, sería recomendable que las plataformas que aspiran a dar el mayor y mejor contenido posible pusieran mayor empeño en apostar por las particularidades de estos contenidos menos populares o superventas a la hora de hacer que salgan a la luz. Tanto para especialistas como para aquellos que esperan ser sorprendidos por las recomendaciones de estas herramientas.