Glose. La resistencia de la lectura social en pantallas
Parece que fue hace mucho cuando hablábamos con frecuencia de lectura social o compartida de las apps que la hacían posible.
Proyectos como los de ReadMill, Copia, Readum, entre tantos, en cierto modo pioneros de este concepto de lectura que llegaron a la sombra de las tabletas, en su mayoría.
Hoy casi ninguna de estas perdura, pero después surgieron otras y van sobreviviendo bien al paso de los años, con afluencia de lectores y un gran fondo editorial digital.
Es el caso de Glose, que tras su fundación en 2013 por una startup francesa, no ha parado de renovarse y de recibir inversiones millonarias. Como tantas de aquellas, se basa en un modelo de biblioteca online diseñada para que la lectura ayude a hacer comunidad de lectores.
La propia app (también hay versión web) es herramienta de descubrimiento, tienda de ebooks, y lector digital con posibilidad de anotar, subrayar, compartir y comentar lo que otros comparten. La idea es que los lectores se conecten con otros lectores y conversen sobre los libros que le leen.
Las novedades con respecto a aquellas han llegado con la evolución en diseño y prestaciones: personalización no sólo de fuente y tamaño de texto sino también de fondo (modo nocturno), carga más rápida de los libros y al pasar páginas, archivador de notas, etc.
Su tienda cuenta con más de 1.000.000 de libros digitales de todo género y de todo el mundo. Se puede comenzar a leer cualquier libro de forma gratuita hasta la lectura de un 10%.
Otra de las novedades es que la app se comporta como otras librerías online: ofrece listas de los más vendidos junto a artículos y reseñas de cada ebook.
Además, la app también permite subir texto propios a la biblioteca privada e incluso seleccionar varios textos y crear diferentes grupos de lectura para debatir sobre ellos. Cuando otra persona con la que se está conectado publica o actualiza algún contenido, el usuario es avisado.
Todo lo que otros han subrayado o comentado sobre un libro se encuentra en la pestaña ‘Actividad’, ya que Glose muestra la cantidad de actividades (como notas o reacciones) asociadas con cualquier línea o párrafo.
Como podemos ver, un casi viejo modelo –en términos de evolución y mercado digital– que ha sobrevivido como notable ejemplo de la lectura social.
Porque hay lectores que sí encuentran valor en la lectura compartida.
Es interesante, pero una pena que no tenga opción para exportar las anotaciones contribuidas. Estos modelos de software dependen en parte del hecho que sus usuarios son cautivos. Es decir, si un producto mejor surgiera, muchos usuarios dudarían en migrar, porque ya han invertido mucho en la plataforma cerrada, y no pueden recuperar lo que les pertenece y llevarlo a la nueva plataforma. Lo único que se menciona en los términos y condiciones de Glose es que si uno tiene una cuenta en Glose Education y quiere transferir sus contribuciones a una cuenta estándar, ellos harán «su mejor esfuerzo» para hacerlo (?).
Este tipo de trampas son viejas y como usuarios creo que debemos evitarlas y hacerlas caer (o, idealmente, cambiar). Qué pasaría si un día Glose decidiera (o se viera obligada a) cerrar? Es inadmisible perder tanto trabajo de tantos lectores.