Danza con realidad virtual y distancia social
La pandemia ha hecho repensar los espectáculos para hacerlos aptos y poder ser disfrutados sin riesgos.
Hay tanto iniciativas nuevas como ideas que se veían desarrollando anteriormente pero que, en estos tiempos de precaución y de distancia física, han terminado de encajar mejor de lo que podría haberse esperado.
En lo referente a las artes escénicas vimos hace poco una obra de Albert Camus versión online. Blanca Li ha propuesto, para el mundo de la danza, un espectáculo que mezcla la realidad virtual con el baile y una presencialidad del público limitada, pero muy participativa.
Se trata de un espectáculo inmersivo en el que 35 minutos transcurren en realidad virtual dentro de un mundo poético, fantástico, innovador y sorprendente. La experiencia se desarrolla simultáneamente en cuatro salas para 10 espectadores-participantes y 3 bailarines-actores cada una.
La obra ‘Le bal de Paris’ (“Versión Pandemic”) está estructurada en torno a tres actos de danza que narran una historia de amor en medio de un París barroco. El público es invitado también a participar y bailar de forma voluntaria durante la experiencia, en interacción con bailarines reales, de manera alternativa entre el mundo real y el mundo virtual.
Guiados por los bailarines, los asistentes pueden moverse libremente, al tiempo que son invitados no sólo a mirar, sino mientras se desarrolla el relato, interactuando con los protagonistas reales y virtuales.
El buceo en el universo virtual es progresivo gracias a una bola real pensada como transición para entrar y salir suavemente de la experiencia de realidad virtual.
‘Le Bal de Paris’ es el resultado de un encuentro entre arte y tecnología. Por un lado, Blanca Li, coreógrafa y directora reconocida, apasionada por las nuevas tecnologías. Por otro lado, BackLight, un premiado estudio de Realidad Virtual, pionero de los juegos inmersivos en “full body awareness”, que se suma al reto de realizar una experiencia que mezcla danza y espectáculo en vivo.
Una creación híbrida tanto por la integración de los movimientos reales en el mundo virtual, como por la diversidad de las artes implicadas: danza, música, vocalistas, teatro, cine de animación y videojuegos.
Cada pase consta de varios grupos reducidos. Al tratarse de un espectáculo de realidad virtual, los espectadores portan una equipación formada por gafas, guantes y una mochila en la espalda.
De los 90 minutos que dura el montaje, 35 minutos se llevan a cabo en realidad virtual dentro de un universo onírico e innovador.
Con todo ello se genera una experiencia artística de vanguardia.
