12 noviembre 2012

Colaborar con Startups: una de las claves del éxito en la era digital

Las empresas “tradicionales”, en el buen sentido de la palabra, necesitan trabajar más estrechamente con las nuevas empresas “nativas digitales” con el fin de aprovechar mejor las oportunidades de negocio que ofrece Internet. Una relación más estrecha con los futuros empresarios del siglo XXI permitirá a las empresas de toda la vida no solo tener acceso a nuevos e innovadores productos y servicios mucho antes que sus competidores, sino que también les proporcionará mayor conocimiento sobre las adversidades de los modelos de negocio digitales.

Los emprendedores digitales suelen afrontar los retos empresariales con una mirada diferente. Estos jóvenes empresarios siempre tratan de encontrar una nueva manera de resolver un problema de negocio o atender de forma distinta una necesidad específica de los consumidores. Colaborar con ellos permitirá a las empresas tradicionales obtener una comprensión más profunda sobre la dinámica economía digital, así como de las oportunidades de negocio que surgen a diario en este nuevo mundo.

En los últimos años, una nueva generación de innovadoras empresas de tecnología ha aterrizado en el sector cultural ofreciendo todo tipo de soluciones a editoriales, librerías, bibliotecas, museos, fundaciones, revistas, etc. Desde plataformas en la nube para acceder a todo tipo de contenidos culturales, hasta innovadoras herramientas que ayudan a los consumidores a descubrir y comprar libros, música o películas de maneras inimaginables.

Desafortunadamente, la mayoría de las compañías tradicionales no ha establecido puentes de colaboración con las nuevas empresas del siglo XXI. Aunque la mayoría de los representantes de estas empresas ha tenido al menos un contacto con los recién llegados, muy pocas tienen una relación fluida con varias “startups”. Las razones son numerosas. Muchos gestores culturales piensan que estas nuevas empresas son su futura competencia y por eso las ignoran y hasta en algunos casos han intentado boicotearlas… Otros gestores se reúnen con ellas para sacarles cualquier dato o información sobre su visión del futuro del sector, pero sin voluntad real de trabajar con ellas. Mientras que los más orgullosos piensan que con sus amplios conocimientos del sector y algunos recursos internos es más que suficiente para hacer frente a cualquier reto digital.  No obstante, el error más extendido en el sector cultural es tratar a las “startups” como simples proveedores de tecnología en vez de considerarlos como socios estratégicos.

Esta falta de entendimiento entre los nuevos emprendedores y las empresas del sector no es culpa de una sola parte. Muchos de estos jóvenes emprendedores irrumpen en el sector con cierta altanería, generando todo tipo de malentendidos. Muchas de sus declaraciones no solo son arrogantes, algunas desgraciadamente hasta rozan el insulto y la ignorancia… Es una pena que algunos tengan esta actitud, pues tarde o temprano se darán cuenta de que necesitan la complicidad de la otra parte para hacer crecer su negocio. Pero sobre todo, muchos de estos jóvenes emprendedores no tienen los años de experiencia de gestión suficiente para asesorar correctamente a los altos ejecutivos de las empresas tradicionales en el proceso de definición de su estrategia digital. Sin lugar a dudas tienen habilidades tecnológicas, pero carecen de experiencia en la resolución de decisiones estratégicas dentro de las grandes organizaciones.

A lo largo de mis años de experiencia profesional he asistido a numerosas reuniones donde ambas partes se enzarzaban en eternas discusiones sobre aspectos muy irrelevantes. Aunque supuestamente hablaban el mismo idioma, parecía que pertenecían a culturas totalmente diferentes. En vez de descifrar las posibles áreas de colaboración, cada una de las partes dinamitaba con su actitud y exigencias las posibilidades de llegar a un acuerdo. Durante estas reuniones he visto cómo muchos directivos de empresas establecidas no llegan a comprender las motivaciones de una startup en su toma de decisiones, ni tampoco saben cómo implicar a un pequeño equipo de personas.

Cada día tengo más claro que ambas partes se necesitan para crecer en Internet. En la era de la participación, todas las empresas deben establecer alianzas estratégicas para poder afrontar los retos de la era digital. Por muy grandes, pequeñas o especializadas que sean, todas las editoriales, librerías, bibliotecas o museos necesitan asociarse con uno o varios socios tecnológicos para sobrevivir en el siglo XXI. Así como en la era analógica cada empresa alcanzaba los primeros puestos de forma individual, en la nueva era de la participación social el liderazgo sectorial se consolidará a través de la colaboración empresarial. La principal ventaja competitiva en la era digital es la creación de economías de escala a través de la agregación de tecnologías, contenidos y servicios. El futuro éxito de cualquier iniciativa digital en el sector cultural dependerá de su capacidad de crear una alianza estratégica entre varias empresas que quieran colaborar en el desarrollo de un proyecto común.

Con este objetivo en mente, en la próxima edición de las jornadas Tools of Change impartiré una conferencia sobre cómo establecer puentes de colaboración con las empresas nativas digitales. Durante mi intervención compartiré mis impresiones y experiencias sobre los siguientes puntos:

  • ¿Dónde están las tecnologías que necesito?
  • ¿Cómo empatizar con los jóvenes emprendedores?
  • ¿Cómo evitar ser atrapado por las ideas preconcebidas sobre cómo debería funcionar el nuevo modelo de negocio?
  • ¿Qué tipo de relación empresarial debo tener con estas empresas?
  • ¿Cómo integrar estos proyectos dentro de una organización tradicional?
  •  ¿Cómo se mide el éxito de estos proyectos de innovación?

Paralelamente a esta intervención en TOC Nueva York, Dosdoce.com colabora activamente con la organización Zinc Shower, un encuentro que aspira a crear sinergias entre proyectos culturales e inversores, así como impulsar startups capaces de transformar las industrias culturales y creativas y generar mayor bienestar social.

Si los actuales representantes de la industria cultural no establecen estos puentes de colaboración con empresas tecnológicas es probable que pierdan la oportunidad de ser, en un futuro próximo, los actores relevantes en la nueva economía digital. Una activa asociación con diferentes startups permitirá a los gestores culturales tener acceso a las ideas más innovadoras, pero sobre todo les aportará claves sobre cómo reorganizar su empresa para sobrevivir en el siglo XXI.

Javier Celaya

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