26 julio 2006

Cuentos completos

José Maria Eça de Queirós (Póvoa de Varzim, 1845-Neuilly, 1900) no fue tan sólo el autor de novelas geniales como El primo Basilio, El crimen del padre Amaro, La ilustre casa de Ramírez o La ciudad y las sierras, pues de su pluma salieron también algunos de los mejores cuentos portugueses.

Para Eça de Queirós la literatura era la mejor justificación de una nacionalidad. En un país como Portugal, que cultiva su ser patrio tan primorosamente, determinadas obras han estado llamadas a convertirse en exponente máximo del genio y la vida portugueses: LOS LUSIADAS, LOS MAIA, los escritos pessoanos. Incluso cuando su carácter y sentido último han sido contrarios a esa búsqueda ansiosa de confirmación de lo que se es

Estos relatos, reunidos aquí en versión íntegra (incluyendo textos hasta ahora dispersos en otros libros), son una prueba más que evidente de la versatilidad temática de Eça de Queirós, creador de un «estilo» único y de un universo narrativo plural. Son múltiples también sus «imaginarios»: desde el mundo etno-fantástico de «El difunto» y «El tesoro», o el maravilloso bíblico «El suave milagro» o «El aya», hasta el irresistible mundo de las mujeres adúlteras de «En el molino» y la crítica de costumbres que confirió a su obra de novelista el fulgor de la universalidad.

No resulta excesivo afirmar que también el cuento contribuyó, con pequeñas obras maestras, a la Literatura Portuguesa. Entre ellas se encuentran, seguramente, algunos de estos cuentos de Eça de Queirós, como «José Matías», «Excentricidades de una chica rubia», «Civilización» o «La catástrofe».

Además de ser uno de los mejores novelistas europeos, Eça de Queirós escribió, durante los años en que ejerció de cónsul en París, algunas de las más atractivas crónicas de la historia del periodismo. El nombre de Eça de Queirós no es tan sólo garantía de un talento que lo convirtió en el más grande escritor portugués de todos los tiempos; hablamos de algo todavía más infrecuente: de un creador por excelencia, de un demiurgo satánico y divino… Y de un genio.

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