31 agosto 2006

Capitán Alatriste

Redacción Dosdoce: El guión de Capitán Alatriste está basado en cinco libros. ¿Qué criterio has seguido para sintetizarlos y para dar sentido a la película?

Agustín Díaz Yanes: Pérez-Reverte ha escrito cinco libros que cada uno es una aventura, por lo tanto son noventa o cien páginas que empiezan y terminan. Cuando yo leí las cinco enteras para el guión, le dije: “Oye, esto es inviable para llevarlo al cine porque cada una es una aventura, es casi más para una serie de televisión capítulo a capítulo”. Y me dijo: “Pues búscate una idea”.

La idea que busqué fue contar la vida de Alatriste desde que tiene treinta años hasta que tiene cincuenta y tantos, pasan veintitantos años, y entonces al contar la vida podía meter las aventuras que tienen las novelas pero como parte de su vida, no como aventuras cerradas, sino que van montándose unas con otras. A Arturo le pareció muy bien, me dijo que sí, que sí, que mientras no se traicionara el espíritu de Alatriste podía hacer lo que quisiera. Así que me resultó muy sencillo, porque tenía mucho material, es más, tuve que quitar mucho material de las novelas de Arturo, pero ya tenía el hilo conductor, o sea, no empezaban y terminaban, que era el problema.

Si has leído las novelas de Arturo, de vez en cuando él se adelanta a las novelas que va a hacer; dice, por ejemplo: “A Alatriste, veinte años después, su novia lo dejó”, pero en una frase nada más, entonces eso me daba pie para poder seguir. Me resultó más sencillo de lo que yo pensaba.

Dosdoce: ¿Qué has dejado fuera?

ADY: Tienes que dejar ciertas cosas, date cuenta de que este guión tiene exactamente ciento cinco páginas, tienes que dejarte cosas fuera. En el cine siempre tienes que concretar mucho porque la imagen te da después mucha amplitud, cuentas muchas cosas con los actores. Pero he tenido que dejar fuera varias cosas. Por ejemplo, del libro segundo, que es más bien la Inquisición, cogí poco, y cogí mucho del primero, sobre todo en el principio de la película, y cogí mucho del tercero y del cuarto.

Dosdoce:¿Qué aporta al espectador de tu película la posterior lectura, para quien no lo haya hecho antes, de los libros de Pérez-Reverte?

ADY: A mí me ha pasado, supongo que a ti también, que ves una película y después te compras la novela. Yo creo que lo único que les puede aportar es ver la diferencia entre las novelas y el cine. Si has leído antes la novela que visto la película llegas a ésta más referenciado; si la lees después, notas enseguida por qué se ha hecho la película, pero te sorprende menos. Creo que es mejor leerla antes.

Dosdoce: Suele haber polémica sobre si un director debe respetar al máximo el espíritu de una novela al llevarla al cine o puede permitirse la libertad de introducir variaciones en el texto o aportar su propia interpretación. ¿Cuál es tu opinión?

ADY: Como está hecha tu pregunta tiene un poco de trampa, porque es muy difícil de contestar. Vamos a ver, yo creo que es una estupidez comprar una novela o que te den una novela y cambiarla por entero, porque uno dice “entonces no hago la novela”. Yo creo que inevitablemente tienes que cambiar cosas de las novelas por miles de razones, entre otras cosas porque la novela tiene siempre un problema, que es que cada uno que la lee tiene una visión.

Por ejemplo, cada uno se imagina a Madame Bovary de una forma; después es Jennifer Jones y dice “pero es que yo no pensaba…”. Ese es un problema. Tú tienes que cambiar siempre, lo que creo que siempre tienes que mantener es el espíritu central, total y absoluto de la novela.

Por ejemplo, la más famosa: El Padrino. Yo creo que las películas son mejores que la novela, y mantienen el espíritu de El Padrino; hay personajes que no salen, hay otros personajes que se inventan, pero tú no notas diferencia: El Padrino novela es igual.

Otro ejemplo: Chacal, también hecha de una novela. En el Chacal de Zinnemann tú no notas ninguna diferencia. A mí me pasó que había leído Chacal dos o tres veces, vi la película y dije “esto está clavadito”. Me leí la novela después, como tú dices, y sí que tiene bastantes cambios, pero no cambia la estructura real de la novela.

Porque hay una tendencia ahora, que se hace mucho en España y a mí me parece patético, y es decir, por ejemplo: “Vamos a coger Chacal; sí, pero en la novela qué es, ¿un asesino inglés contratado por…? Bueno, pues que sea una tía, y no un asesino, sino una bailarina…” Y entonces dices: ¿para qué compra usted Chacal? Eso es lo que yo veo mal, cuando cogen novelas y las cambian tanto. Pero siempre cambian, fíjate que yo, incluso con Alatriste, pensé que no había cambiado muchas cosas, y después cuando lees otra vez la novela te das cuenta de que sí lo has hecho, pero son mínimas, nadie se da cuenta.

Dosdoce: A la hora de hacer la película qué te ha provocado mayores quebraderos de cabeza, el casting, la adaptación, la fotografía…

ADY: Los guiones siempre te producen quebraderos de cabeza porque son el principio de todo, pero no fue un guión tortuoso, de estos que te peleas con él. El guión me salió con la pelea básica y clásica de un guión, pero sin mayores problemas. Con el casting tampoco tuve grandes problemas.

Lo que más me preocupaba es que es una película en la que nosotros no tenemos mucha experiencia en España, la comparación es con películas complicadas para los españoles. Cuando se estrene, los más cinéfilos la van a comparar con El Gatopardo o con La edad de la inocencia, pero otros la van a comparar con Braveheart, o con… eso es lo que más me asustaba, que no tenemos experiencia en hacer esas películas, son películas muy complicadas de todo lo que es el montaje, es decir, vestuario, peluquería, maquillaje, mobiliario,…

Cuando vas a hacer una película contemporánea nunca tienes ese miedo, porque si no te gusta el sillón me llevaré el de tu casa, si no te gusta el vestido de la protagonista le dices al figurinista que vaya a más tiendas o a Londres a por otro vestido, pero en la época de la película es diferente. La comparación con la época es muy complicada porque todo el mundo tiene una idea de la época que no viene del cine español sino del cine extranjero, y además sólo de las muy buenas películas.

Te puedo contar que cuando la gente del barrio (como llevo viviendo aquí treinta años, me conoce todo el mundo) se enteró de que iba a hacer Alatriste, una señora me dijo: “Hijo, ¿vas a hacer Alatriste?” Dije: “Pues sí, sí”, y me contestó: “Espero que lo hagas como los ingleses”. Porque esa es la referencia que tiene la gente, eso es lo que más me asustaba, era mi mayor miedo.

Dosdoce: ¿Qué parte de la obra ha resultado más difícil de llevar al cine?

ADY: A lo que yo tenía más miedo, pero que luego no me resultó difícil, eran las espadas y la acción, pero vía Viggo nos trajimos a Bob Anderson, nos enseñó cómo se hace y se nos quitó el miedo. Bob empezó con Errol Flynn, ha rodado ciento cuatro películas, ha sido el Darth Vader de La Guerra de las Galaxias, es el gran maestro de espadas.

Yo sabía que era magnífico, pero además de ser el gran maestro mundial es un tipo encantador con el director, que te ayudaba a todo y te lo enseñaba todo. Así que la acción, que es lo que pensábamos que nos iba a costar más, resultó ser lo que menos nos costó. Hay un momento que sí vivimos con gran terror, fueron los ocho últimos días de rodaje y es la batalla de Rocroi entre el ejército francés y los tercios españoles, que significó el fin de la supremacía española en las batallas. Nos asustó porque nunca habíamos hecho una batalla y sufrimos un poco con cien caballos y demás, pero la sacamos adelante.

Dosdoce: ¿Crees que cuando llevéis a cabo el lanzamiento de la película en el mercado internacional todo tipo de público es capaz de captar sus peculiaridades?

ADY: Esta es la pregunta del millón de dólares, te lo digo porque ya la han visto distribuidores franceses, italianos, japoneses,… Yo ahí tengo una teoría. En España estamos muy asustados ya por España, porque igual en el extranjero no saben quién es el Conde Duque de Olivares o Felipe IV, pero es que tú cuando ves una película extranjera tampoco sabes quiénes son muchos de los personajes históricos.

Las películas, si están bien contadas, todo el mundo las entiende. Tú, cuando la veas, sabrás cuando sale Quevedo que es Quevedo, pero si no, la gente extranjera que no lo sepa pensará que es un poeta español importante y punto. Por ejemplo, yo soy un loco de la Casa Blanca norteamericana, me lo sé de memoria porque he leído todos los libros, pero yo pongo JFK y le pregunto a la gente y exceptuando a Kennedy no sabe quién es nadie más. Y le pones Nixon, también de Oliver Stone, y no tienen ni flores de quién es nadie. Pero si cuentas bien la película, todo el mundo entiende lo que tú quieres contar. Que la gente sepa que el Conde Duque de Olivares era el primer ministro más poderoso del mundo junto con Richelieu, eso ya es otro problema.

Dosdoce: Tu primera película se desarrolla en tiempo presente, con hechos actuales; en la segunda te escapas de lo terrenal, tratas otras dimensiones; Alatriste nos transporta al pasado. Como director, ¿en qué tiempo, presente, pasado o futuro, te encuentras más cómodo para llevarlo al cine?

ADY: Como director de cine, si la historia te gusta y demás, te encuentras bien en todas partes. Casi todo director tiene tres cosas que le gustaría hacer en su vida como director (menos Almodóvar que ya ha dicho que no le gustaría) y que los americanos pueden hacer: una película de época, una película bélica y una película de ciencia ficción. Son géneros que en España tenemos muy pocas oportunidades de hacer porque son muy caros. Una vez que te pones, te da igual el presente, el pasado o el futuro, el problema es que el presente es mucho más barato que el pasado o el futuro y por eso casi todas las películas se desarrollan en el presente.

Dosdoce: Antes de dirigir cine, has escrito guiones para otros directores; desde que eres director, también escribes tus propios guiones. ¿Qué tal llevarías dirigir una película cuyo guión no has escrito tú?

ADY: Si me gusta, bien. Lo que ocurre es que llega un momento en que eso es muy complicado, no porque tú no quieras hacerlo, sino porque ya nadie te pasa un guión. En mi caso la gente da por hecho que en mis películas yo escribo mis propios guiones y a nadie se le ocurre, que sería estupendo, llamarme y decirme que tiene un guión que cree que me va a gustar. Por tanto, aunque no sea tuyo, si tú te encuentras dentro del guión lo haces tuyo, puedes tardar quince o veinte días en volver a escribir cosas que tú quieres, pero no habría ningún problema. Lo que pasa es que nadie te lo ofrece.

Dosdoce: ¿Cómo fue el paso de guionista a director?

ADY: Inconscientemente. Había ido a miles de rodajes con amigos directores, pero tampoco pensaba mucho en ser director. Era más bien Victoria Abril la que me decía: “La próxima película la diriges tú”. Y cuando escribí Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto leyó el guión y me dijo: “Esta película la diriges tú o no la hago”. Así que, un poco inconscientemente, dije, bueno, ya tengo experiencia, he visto muchos rodajes, la hago. Pero llega el día y te das cuenta de que nada de lo que has visto sirve para nada porque es todo completamente distinto. En un rodaje de guionista con el director estás allí, mirando, criticando al director, esto lo has hecho mal, yo lo hubiera hecho así, pero no tienes que tomar desde cuatro meses antes de empezar la película una serie de decisiones que van a misa, y que todo va para ti, no puedes decir “pregúntaselo a éste”. Si lo hubiera pensado muchas veces, probablemente nunca hubiera dirigido, pero cuando te metes en estas cosas eres inconsciente, y la profesión y la inconsciencia te llevan a hacerlo. Era un poco natural que yo dirigiera, todo el mundo me decía que lo hiciera, hasta que dije: “Vamos a hacerlo”, y en el proceso te vas metiendo, pero era un poco inconsciencia.

Dosdoce: ¿Qué libro te gustaría llevar al cine?

ADY: ¿Que no esté hecho? En un tiempo me hubiera gustado mucho llevar al cine, también debido a la inconsciencia, El rojo y el negro de Stendhal, pero me lo volví a leer hace dos años y me di cuenta realmente de lo complicado que era. Pero no tengo yo gran pasión por ningún libro que se me haya quedado colgado y hubiera pensado que de ahí saldría una buena película. Sí es verdad que por deformación profesional a veces lees novelas, generalmente no las muy buenas (porque las muy buenas son muy complicadas de llevar al cine), novelas medias, sobre todo americanas, pero cuando piensas que de ahí puede salir una buena película ya la han comprado los americanos. Pero lo de realmente ver una buena película en un libro sólo me ha pasado, esto es la primera vez que lo cuento y nadie me va a creer, con Alatriste. Veraneando en Rota cayó en mis manos El Capitán Alatriste, que habían comprado para mis sobrinos. Me lo leí (te hablo de hace siete u ocho años, cuando salió) y dije: “Esto tiene una película fantástica, pero no se va a poder hacer nunca porque es carísimo”. Y después la sorpresa… Ahí sí vi que tenía una gran película si la sabías hacer y tenías suerte.

Comunicación Cultural: ¿Qué película de la historia del cine te gustaría volver a dirigir para darle tu visión personal?

ADY: Volver a dirigir para darles mi visión, ninguna. Las que no te gustan, porque no te gustan, y las que te gustan mucho, ya tienen todo bien hecho. Ahora, te digo las que a mí me hubiera encantado hacer: El Padrino, de Francis Ford Coppola; Goodfellas (Uno de los nuestros), de Scorsese; El cazador, de Cimino, y me hubiera gustado Reservoir dogs o Jackie Brown, de Tarantino. Si una película me gusta y la veo fantástica no le metería nada nuevo mío. Además siempre al final te gustan las que todo el mundo considera obras maestras, con lo cual tampoco eres muy original.

Dosdoce: Navegando por la Red nos hemos encontrado con que tus fans han creado ya sus páginas personales dedicadas a Alatriste, con fotos del rodaje, foros de debate, quieren lanzar un videojuego sobre el personaje,… además de la página personal de Pérez-Reverte, capitanalatriste.com. ¿De qué manera crees que Internet puede servir para fomentar la lectura de libros o para promocionar una película?

ADY: Creo que totalmente. Internet lo ha cambiado todo. Yo no soy de esta gente que piensa que Internet va a acabar con la lectura; creo que ahora la gente lee más y escribe más. Creo que los chats, foros, blogs y revistas digitales permiten a la gente expresarse libremente y que cada uno haga lo que le apetezca hacer sin lo constreñido que se estaba antes, cuando o te publicaban o no existías.

Creo que es un invento fantástico para la cosa cultural, lo que no sé es a lo que llevará al final si la dispersión es tan grande y no se puede concentrar más la gente, pero lo que veo es que la gente se concentra en cosas que le gustan, y me parece estupendo. Internet además ha liberado el miedo que ha habido siempre a la cultura. Antes la gente no escribía porque nadie iba a leerle; antes no se hacía una revista con todo el dinero que costaba si nadie la iba a comprar…

Sin embargo, en Internet todo el mundo puede escribir, bien, mal, regular, todo el mundo puede hacer una revista,… ha sido una gran mejora. Por mucho que digan los intelectuales arcaicos, todos estos inventos mejoran mucho la calidad de vida de la gente, y culturalmente creo que es una revolución fantástica.

Y con respecto al cine, dentro de nada el ochenta por ciento lo va a ver por Internet en su ordenador personal, de plasma y del tamaño de toda una pared, eso es el futuro. Cada vez costará más que alguien salga de su casa y se gaste seis o diez euros en entrar en un cine, y antes aparcar y tal y cual… vamos a ser carne de Internet. Ya incluso los jóvenes disfrutan de la posibilidad de hacer sus propios cortos y colgarlos en la Red para que los vea un montón de gente. Me parece que es un avance absoluto.

Esta entrevista fue anteriormente publicada en el blog Comunicación Cultural por Iñaki Saldaña, colaborador habitual de la Revista Dosdoce

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