09 septiembre 2006

Las pruebas de la infamia

Cuando el abogado Baquedano acepta la defensa de Andrés Puente, acusado del asesinato de un ex concejal dedicado al negocio inmobiliario, sabe que su cliente no puede haber sido el responsable del delito teniendo en cuenta la excesiva evidencia de las pruebas aportadas. Así, con la ayuda de sus amigos el inspector Guedán y el periodista Sedano, decide investigar toda una trama de corrupción que tendrá al dinero como principal protagonista.

El personaje de Baquedano, un maduro abogado obsesionado por la buena comida, los buenos libros y sobre todo por las mujeres, sus curvas y, en especial, sus traseros, sirve por segunda vez a Joaquín Leguina para adentrarnos en el género negro con Las pruebas de la infamia, tras su anterior Por encima de toda sospecha. Con un lenguaje rápido y claro y un buen ritmo narrativo, Leguina nos conduce por temas de tanta actualidad como la especulación inmobiliaria, la política madrileña, pasando por las últimas elecciones norteamericanas o la Guerra de Irak, siempre con inteligencia e ironía, sirviéndose de juegos de palabras, escenarios y personajes reales y otros cuyos nombres han sido sutilmente transformados. En la historia, nuestro protagonista se verá rodeado y apoyado por mujeres, como Maruja, su chica de toda la vida; su hija Miriam y su novia, María; Laura, Toñi,… son los personajes femeninos quienes lo obligan a tener los pies en la tierra y a quienes vuelve si está perdido.

Una entretenida novela que cumple una segunda función: la de guía de restaurantes del Madrid de los Austrias, por la extensísima relación y recomendación que de ellos hace el autor por boca de Baquedano, además de otros establecimientos de comestibles del barrio e incluso alguna que otra receta. Con que haya algo del autor en sus personajes, estoy convencido de que Leguina tendrá un estupendo paladar, como estoy seguro también de que los restauradores de La Latina lo mimarán cuando se siente a sus mesas…

 

 

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