18 marzo 2007

Los libros en la promoción cultural

En un país que cuenta con uno de los índices de lectura más bajos de Europa (el 45% de los españoles no lee frente a un 23% que lo hace cada día), sorprende gratamente que nazca un proyecto cultural basado en el fomento de la lectura.
También sorprende el interés y debate que genera el lanzamiento de este tipo de proyectos en el sector y en la Red. Ayer subimos a la red social Menéame un artículo publicado por el suplemento El Viajero de El País sobre un pueblo de Valladolid, Urueña, que cuenta con 240 habitantes, una ermita románica y ahora cuenta con 11 nuevas librerías.
El artículo ha cosechado ya más de 212 votos y cerca de 25 comentarios en menos de 24 horas. Algunos opinan que la oferta cultural que se está ofreciendo en Urueña es poco “literaria”, con planteamientos y enfoques muy mercantiles, mientras que otros piensan que cualquier inversión en cultura realizada en nuestras ciudades es mínima si se le compara con la de otros sectores (transporte, construcción, etc).
Este proyecto forma parte de la red Villas del Libro (por cierto, Urueña aún no está enlazada desde la web), que pretende fomentar un turismo cultural a través de la lectura. Esta red cuenta ya con 14 pueblos repartidos por Europa (12), Estados Unidos (1) y Asia (1) que ofrecen a sus visitantes la posibilidad de visitar librerías especializadas o de segunda mano, anticuarios y otros comercios relacionadas con el mundo del libro.
Los gobiernos centrales y autonómicos, los ayuntamientos y las empresas se han dado cuenta de que la cultura vende, crea miles de puestos de trabajo y atrae importantes ingresos turísticos. En este contexto no es de extrañar la fuerte apuesta realizada por la Diputación de Valladolid por crear una amplia y permanente oferta cultural a través de los libros en Urueña.
Hasta hace unas décadas, la cultura era una exquisitez apreciada por unos pocos privilegiados, mientras que hoy en día la cultura de toda la vida, junto con la de masas, constituyen una de las principales industrias de la economía mundial; el 11% del PIB mundial se genera a través de actividades culturales.
En principio, este proceso de promoción cultural no es malo si se logra mantener unos niveles de calidad y diversidad en contenidos (no sólo venta de best-sellers, libros de viajes, etc.).

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