24 junio 2012

David Ortega

Coincidiendo con la exposición «Espejos» que acaba de inaugurar en la Galería-Taller José Rincón, en Madrid, y la posterior instalación «Voraces», a partir del 6 de julio en la misma galería, Dosdoce ha entrevistado a David Ortega (Madrid, 1978), un artista que utiliza el grabado como forma de expresión aunque utilizando y explorando todo tipo de materiales y soportes. Su originalidad y su talento le han hecho merecedor de un gran número de galardones en importantes certámenes de arte, y su obra puede encontrarse en importantes colecciones públicas y privadas. «Espejos», exposición que puede visitarse estos días en Madrid, consiste en una serie de espejos circulares de un metro de diámetro provistos de un sistema de sensores que permiten detectar la presencia del espectador y hacen que surja una imagen de luz sobre su superficie. Una nueva concepción de la técnica del grabado. Un artista a seguir muy de cerca.

¿Qué quieres contarnos con tu obra?

Más allá de tener un tema único sobre el que gire todo mi trabajo, lo que más me interesa es la comunicación que para mí supone el acto de crear. Busco contar mis cosas a mi manera.

Aunque el proceso de creación siempre se inicia como un ejercicio de análisis y reflexión personal hasta que la obra toma forma, es realmente cuando coloco al espectador frente a ella cuando siento que he terminado.

¿Qué temas o qué cosas han influido en tu trabajo?

Pues aunque no tenga unos temas específicos, un denominador común en mi obra es quizás un interés por lo humano: su anatomía, su comportamiento, sus sentimientos… Me gusta ver la mano del hombre en las cosas, encontrar en todo el rastro humano, la escala humana de las cosas.

¿En qué otros artistas te fijas o te interesan?

Creo que me fijo un poco en todo lo que me rodea, y no me refiero solo a artistas plásticos. Me interesan tanto los publicistas como los grandes pintores clásicos, grafiteros o escaparatistas. Creo que hay grandes artistas en todas las ramas.

Admiro mucho el trabajo de de Bernadí Roig y también el de Daniel Canogar, pero aunque es cierto que al abordar un trabajo, los referentes están ahí y forman parte del proceso de búsqueda, si tengo que elegir un artista fetiche depende del día que se me pregunte y depende también de lo que tenga entre manos en ese momento.

¿De qué manera influye en tu obra la selección de los materiales?

Me encanta la búsqueda de materiales nuevos. Soy feliz perdiéndome no solo en las papelerías y en las tiendas de materiales para Bellas Artes sino también en las ferreterías, en las carpinterías… Los materiales me motivan mucho y se me ocurren ideas de lo que puedo hacer con ellos, aunque es verdad que hasta que no los pruebas y empiezas a trabajar con ellos no sabes si puedes sacarles partido o no.

En Elásticos utilizas el látex como soporte de tus obras, tan similar a la piel humana. ¿Cómo llegaste a esa idea?

En un primer momento lo que más me atrajo del látex fue precisamente esa textura tan similar a la piel, que es lo que andaba buscando en ese momento, un tacto suave que incitara a tocarlo. Pero luego, ya en el taller, haciendo pruebas me encantó la transparencia y los juegos de veladuras y de superposiciones que me permitía el material.

Hasta ahora tus trabajos han girado alrededor del grabado como forma de manifestación artística. ¿Piensas profundizar en este tema o estás abierto a otras formas de expresión?

El grabado es una técnica que me encanta y que se adapta muy bien a mi forma de trabajar. No permite las prisas, obliga a unos ritmos y a tomarse unos tiempos que me permiten reflexionar sobre lo que estoy haciendo. Pero creo que cualquier técnica es buena para expresarse, solo tienes que entenderla y adaptarla a tu trabajo, sin forzarla, claro, solamente hacerla tuya.

Trabajando una temática tan específica, ¿piensas que acotas tu público o crees que tu obra puede ser comprendida y adquirida por cualquiera independientemente de su tendencia sexual?

Es verdad que algunas de mis obras tocan directamente la temática gay, pero creo que es algo circunstancial y que detrás hay sentimientos y experiencias de carácter universal. Pretendo que mi trabajo vaya un poco más allá y que hable de algo genérico, más humano y no acotado a un determinado público.

Tus obras giran alrededor de la expresión sexual a través del cuerpo. ¿Quieres plasmar una cotidianidad del ambiente gay o quieres hablar sobre la incomunicación verbal?

No puedo negar que el erotismo y la expresión de éste en el arte siempre me han llamado la atención. Además creo que la mejor obra de algunos grandes artistas es aquella que trata de temas eróticos, quizá se deba a que para este tipo de obra el artista debe indagar en sus instintos más profundos. Pero en mi caso, al enfrentarlo de una forma tan fría pienso que esa carga carnal se ve transformada en otra cosa, convertida en un material que trasciende la sensualidad.

Tengo la sensación de que tus personajes están atrapados: los amordazados no pueden expresarse, los elásticos y su autosatisfacción, los atrapados dentro de la botella…

Quizá sea un juego del inconsciente porque sufro un poco de claustrofobia. Pero también me gusta la idea de algo atrapado. Es un poco como me siento cuando empiezo a trabajar. Tengo un montón de ideas atrapadas en la cabeza y eso a veces me genera mucha ansiedad. En realidad envidio a los creadores que parece logran dar fácilmente forma a sus ideas. En mi caso están como la mayoría de mis personajes, atrapadas, y cuesta sacarlas de ahí.

¿En qué estás trabajando? ¿Cuáles son tus futuros proyectos?

Acabo de inaugurar mi exposición «Espejos», en la que presento unos trabajos con sensores de ultrasonido, así juego con la presencia o no del espectador. Estoy tratando, aparte de seguir con mis grabados, de adaptar mi trabajo a nuevos medios: videoinstalaciones, sistemas interactivos… No en vano, antes de empezar la carrera de Bellas Artes estudié informática, y creo que cuando te dedicas a crear debes tratar de exprimir toda tu experiencia y todos tus conocimientos para incorporarlos al lenguaje artístico.

 

David Ortega / Exposición actual: «Espejos»

Galería-Taller José Rincón – c/Valverde, 39. Madrid

Del 22 de junio al 5 de julio

Sería demasiado simple pensar que fue únicamente la hermosura de su rostro lo que sedujo tanto la vanidad de Narciso como para condenarse a perpetuidad a permanecer atado a su réplica. Algo de lo que encontró en su reflejo debió fascinar de tal modo al mitológico joven como para que renunciara a su vida y muriera absorto en la contemplación de su imagen duplicada. ¿Qué se esconde en los espejos? No es posible que un simple fragmento de la realidad pueda subyugarnos de tal manera. ¿Qué encierran esas pulidas superficies? ¿Acaso son algo más que un eco fiel de nuestra imagen repetida? Ante la soledad cómplice de un espejo desaparece la máscara, no hay cabida para el engaño. Desvelamos nuestros más profundos secretos y a cambio se nos descubre la verdad, tan amarga o tan dulce como ésta sea. Porque enfrentarse al espejo es enfrentarse cara a cara a nuestro verdadero yo.


«Voraces» (instalación)

Galería-Taller José Rincón – c/Valverde, 39. Madrid

Desde el 6 de julio. Inauguración a las 20:00 horas

Quizás se lo hemos puesto demasiado fácil, pero los homosexuales nos hemos convertido en uno de los principales objetivos del capitalismo consumista. Ropa, viajes, arte, gastronomía… todo parece más bonito y más apetecible si va a acompañado del calificativo «gay». Lo «queer» se ha convertido en una marca que parece dar prestigio a los productos y rodearlos con un halo de glamour. Los mercados han pensado que al dejar vacíos nuestros armarios ahora disponemos de más espacio para llenarlos de trapitos y artículos de lujo, y lo peor es que las estadísticas les dan la razón ya que el consumidor marica parece ser cada día más voraz.


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