06 febrero 2019

Lo digital suma, no todo es piratería

Antes de compartir una serie de ideas y reflexiones de mejora, siempre con un espíritu constructivo, queremos agradecer públicamente a la Federación del Gremio de Editores de España y al Ministerio de Cultura y Deporte por llevar a cabo el Barómetro de “Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España en 2018”. Este tipo de informes aporta un amplio espectro de datos que nos ayudan a entender mejor la transformación que está tenido lugar en el mundo del libro. Por lo tanto, siempre son bienvenidos, aunque en ocasiones tengan una mirada incompleta.

Sorprendidos por algunos de los resultados de la última edición del Barómetro, hemos decidido analizar en profundidad las preguntas y respuestas relacionadas con el uso de bibliotecas, así como con las plataformas de suscripción. Nuestro objetivo es determinar si estamos analizando correctamente la evolución digital que está teniendo lugar en estos dos ámbitos o tendríamos que tener en cuenta otros datos para tener una mirada más completa en futuras ediciones de este informe.

Visitas físicas vs. digitales a bibliotecas

Los resultados del último Barómetro indican que la valoración que hacen los usuarios del servicio bibliotecario es muy alta, le otorgan una nota media de 8,1. ¡Excelente!, un notable alto. No cabe duda que esta valoración del ciudadano ha de destacarse, si bien pierde protagonismo cuando el titular que le sigue es que solo el 31,2% de los entrevistados acudieron a una biblioteca o bibliobús en el último año, porcentaje que se reduce hasta el 27,4% si nos referimos a los que lo hacen de manera frecuente.

El mensaje que ha calado en los medios es que a las bibliotecas se las quiere mucho, sí, pero que cada día se utilizan menos… ¿Es cierta esta conclusión o hemos olvidado tener en cuenta los servicios digitales que cada día más bibliotecas prestan a sus usuarios virtuales?

Las dos principales plataformas de préstamo digital de libros electrónicos y audiolibros que operan en España, eBiblio y eLiburutegia, han indicado un impresionante crecimiento digital en 2018 pasando de realizar 556.344 registros en 2017 a más de un millón en 2018.

Nos consta que el cuestionario formulado a los participantes de la encuesta del mencionado Barómetro, incluía una pregunta específica sobre el conocimiento y uso de la plataforma eBiblio. Dio como resultado que el 1% de los encuestados lo conocía (un 22% de los que sí asisten a bibliotecas) y que el 0,4% lo ha utilizado en alguna ocasión (un 9% de los asistentes a bibliotecas).

En la era digital que afortunadamente nos ha tocado vivir, no hace falta visitar físicamente las bibliotecas para utilizar un amplio catálogo de servicios digitales orientados a un usuario cada día más virtual. Las bibliotecas ofrecen diversos tipos de servicios digitales cuya mayor difusión se promueve desde el organismo que canaliza la cooperación bibliotecaria entre las administraciones públicas, el Consejo de Cooperación Bibliotecaria (CCB). Mediante estos servicios, la biblioteca llega al ciudadano a través de su participación activa en redes sociales; atendiendo sus necesidades informativas con la plataforma de referencia virtual pregunte.es; organizando clubes de lectura y otras actividades virtuales, en directo, bajo demanda o en diferido; mejorando sus webs y catálogos digitales y diseñando apps propias; ofreciendo acceso online a fuentes de información; promocionando el rico patrimonio bibliográfico digitalizado y proporcionando acceso y préstamo de contenidos digitales: ebooks, audiolibros, prensa y revistas y hasta audiovisuales (películas y documentales).

La lectura en pantallas no es sinónimo de piratería

Creemos que es un error vincular constantemente el creciente avance de la lectura en pantallas con la supuesta piratería. Los dos últimos informes del Barómetro indican claramente que el lector digital es un excelente lector (13 libros al año), superando el número de lecturas anuales a los lectores que leen exclusivamente en papel (11 libros al año). Pero nada más aportar estas excelentes noticias, el informe señala en la misma diapositiva la supuesta piratería, denigrando una vez más la lectura en pantallas.

Nos haríamos todos un favor en el mundo del libro si dejáramos de trasladar constantemente el mensaje de que libro electrónico es sinónimo de piratería dado muy probablemente, que la encuesta no está teniendo en cuenta los diversos modelos de acceso y consumo de libros electrónicos que son debidamente abonados.

Descargarse gratuitamente un libro gracias al servicio de préstamo digital de bibliotecas, no es piratería. Compartir con un miembro de tu familia una cuenta de usuario de pago de una plataforma de suscripción como Nubico o 24Symbols, no es piratería.  Desgraciadamente, el Barómetro no desglosa todas las posibles prácticas de acceso a la lectura en pantallas y por tanto aporta una mirada incompleta e injusta sobre la evolución digital en nuestro país.

En la pregunta “Normalmente, ¿cómo obtiene usted los libros que lee en su libro electrónico?” no se contemplan en las diferentes posibilidades de respuesta una opción que indique claramente “préstamo digital de bibliotecas”. Sospechamos que las personas que utilizan anualmente este servicio tendrán que responder en el apartado “Me los bajo/descargo gratuitamente de Internet” agregando las descargas ilegales con el préstamo digital de bibliotecas. Recomendamos que en las próximas ediciones del Barómetro se añada en la respuesta un apartado específico sobre la descarga gratuita a través del préstamo digital.

Del mismo modo, la respuesta “Me los bajo/descargo de Internet pagando” tiene solo en cuenta la compra unitaria de libros electrónicos, olvidando el creciente papel de las plataformas de suscripción. Al igual que en el anterior apartado, recomendamos que en las próximas ediciones del Barómetro se añada en la respuesta a las plataformas de suscripción. En los últimos tres años, estas plataformas han pasado de aportar menos del 5% de las ventas digitales a representar cerca del 15% de las ventas digitales de las editoriales.

Si los responsables del estudio quieren analizar las supuestas causas y tendencias de la piratería nos parece estupendo, pero les recomendamos no vincularlo cada vez que se habla de la creciente lectura en pantallas. Si queremos frenar la pérdida de lectores hacia otras formas de entretenimiento digital, el mundo del libro debería empezar a promover activamente la lectura a través de los ebooks y los audiolibros dado que son los formatos idóneos para dar una respuesta al cambio de consumo de contenidos culturales. Los profesionales del mundo del libro deberíamos empezar a destacar los beneficios derivados de la lectura en pantallas, así como realizar campañas que fomente la lectura en estos nuevos soportes dado que nos pueden ayudar a recuperar audiencias o hasta crear nuevos lectores, en vez de estar constantemente vinculando la creciente lectura en pantallas a la supuesta piratería.

Porque lo digital, suma. No enfrenta, no resta.

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