La biblioteca de Nemours lee historias y poemas por teléfono

El confinamiento a causa del COVID-19 está haciendo que surjan múltiples iniciativas e ideas dentro del sector editorial para que los lectores puedan seguir teniendo historias en las que imbuirse.

Las bibliotecas, cómo no, son unas de las que están ofreciendo más propuestas para hacer el encierro más amable y accesible a los lectores y usuarios de sus servicios.

Una de las llamativas que hemos visto es la de Nemours, en Seine-et-Marne, a través de la iniciativa solidaria Biblio’Fil.

Para hacer estos días más placenteros, sus bibliotecarios ofrecen leer libros en voz alta por teléfono desde el pasado día 3 de abril. Son cuentos, poemas o clásicos de la literatura.

Todo aquel que quiera usar este servicio tiene que hacer su reserva. Las historias se cuentan de 10 a.m. a 1 p.m., de lunes a viernes y durante un máximo de 15 minutos.

Según cuenta  Julie Meynard, la bibliotecaria detrás de la iniciativa, la idea le vino de una conversación con una señora que iba a estar sola todo el confinamiento obligado, por lo que estaba un poco asustada y quería hablar con alguien. Y quería hacerlo únicamente hablando, sin cámara web o conexión a Internet. Sólo por teléfono, como lo había hecho siempre.

No es la primera vez que se hace uso del teléfono para contar historias. Ya hubo una iniciativa también en Francia, en Nantes, esta vez por parte de una librería, para leer audiolibros usando las cabinas.

Aunque, según dice  con entusiasmo Meynard, todavía no es un servicio muy demandado, asegura que ciertas llamadas telefónicas dan lugar a momentos “geniales” de compartir.

Las personas que les llaman les hacen pedidos de lectura especiales para ellos, como un poema determinado o una historia sobre un tema en concreto.  Eso hace en estos casos que Meynard tenga que buscar  y elegir cuidadosamente los libros y así lograr complacer la demanda.

Lo cierto es que puede ser una gran idea en estos momentos que no queda otra que permanecer en casa, especialmente pensado en aquellos que están aislados, solos, y posiblemente  no tengan habilidades suficientes para acceder a otro tipo de contenidos a los que se puede acceder desde el domicilio.