13 mayo 2020

El COVID19 acelera la cultura de la suscripción

El confinamiento ha transformado los hábitos de descubrimiento y consumo de contenidos culturales, entretenimiento e informativos convirtiendo a millones de personas en nuevos usuarios de todo tipo de plataformas de suscripción.

Foto de @padrinan

Netflix arrasa con sus objetivos de crecimiento en el primer trimestre de este año logrando 16 millones de nuevos suscriptores, casi el doble de lo previsto.

Los usuarios de la plataforma Filmin están viendo más de 100.000 películas al día, el doble de visionados que a principios de año.

Los ingresos de la plataforma de suscripción Amazon Prime se han incrementado en un 28% en el primer trimestre de este año superando los 150 millones de usuarios en todo el mundo.

El diario New York Times rompe todas las expectativas logrando atraer el interés de 600.000 nuevos suscriptores en los tres primeros meses de este año, alcanzando la cifra récord de 6 millones de suscriptores de pago.

Spotify ha aumentado su número de abonados de pago en un 31% hasta alcanzar los 130 millones, frente a los 124 millones de enero a marzo de 2019. El número total de usuarios, incluyendo los gratuitos, creció en la misma proporción que los de pago hasta los 286 millones, frente a los 271 millones de 2019. El confinamiento también ha incrementado la escucha de los audiolibros en esta plataforma en un 10% en abril en comparación con el mes anterior, según los datos aportados por Bookwire, la principal plataforma de distribución de ebooks y audiolibros.   

Storytel ha aumentado en 72.000 el número de abonados durante el primer trimestre de 2020 alcanzando la cifra de 1.155.000 usuarios de pago. La previsión de crecimiento para el segundo trimestre de este año indica que el confinamiento está transformado los hábitos de consumo de contenidos culturales, así como incrementando el colectivo lector, dado que la plataforma espera convencer a otros 95.000 nuevos suscriptores que se darán de alta en los próximos tres meses, superando la cifra de 1.250.000 de usuarios de pago a finales de junio.

La plataforma de suscripción Nubico indica que el tiempo que dedican sus suscriptores a leer se ha incrementado un 61 % desde el inicio del confinamiento. Nubico ha multiplicado por cinco el número de nuevos suscriptores semanales, demostrando con ello la migración hacia la lectura digital en detrimento de la lectura en papel

Todos estos datos indican que el consumo de todo tipo de contenidos culturales digitales a través de las plataformas de suscripción será una de las nuevas realidades (más conocida como “nueva normalidad”) que formarán parte de la industria cultural debido a la irrupción de la pandemia. 

Tras varias semanas consumiendo toda clase de contenidos digitales (tales como prensa, libros, películas, podcasts, audiolibros, música, etc.) muchos de estos nuevos usuarios digitales “primerizos” han llegado a la conclusión de que el uso de estas plataformas no está nada mal, que escuchar audiolibros y podcasts es muy entretenido, que pueden leer en pantallas más noticias, revistas y libros que nunca, que su comprensión lectora no ha cambiado, pero sobre todo han descubierto el más preciado de los beneficios derivados de las plataformas de suscripción: el acceso ilimitado a un amplio catálogo de contenidos pagando una tarifa plana en lugar de pagar por esos contenidos uno a uno como hacían antes de la irrupción del maldito COVID-19. 

¿Cuántos de estos nuevos usuarios de las plataformas de suscripción volverán a sus hábitos de consumo “unitarios” (es decir, compra de UN libro en papel, de UNA revista, de UN periódico, de UNA entrada de cine, etc.) cuando terminen las fases de desescalada del confinamiento? 

Foto de @picjumbo.com

Miles de personas volverán a sus hábitos de toda la vida cuando recuperemos la normalidad, si algún día la recuperamos…, pero muchas otras integrarán los nuevos hábitos digitales adquiridos durante el confinamiento en sus anteriores costumbres de consumo cultural. Es decir, muchas personas volverán a comprar unidades de contenidos culturales (un libro en papel, una revista, un periódico, una entrada de cine, etc.) pero muchas otras habrán descubierto las bondades de la tarifa plana de las plataformas de suscripción, convirtiéndolo en su nueva normalidad. En otras palabras, el confinamiento está incremento el colectivo lector.

No debemos olvidar que tras salir de la crisis sanitaria nos adentraremos en una profunda crisis económica que impactará en el bolsillo de todos los consumidores. Por el precio de un libro en papel, o menos, un lector tendrá la opción de pagar una tarifa plana mensual y acceder a miles de libros en una plataforma de suscripción. Algunos editores intentarán frenar esta transformación digital cometiendo el error de retirar sus ebooks o audiolibros de las plataformas de suscripción pensando que los lectores saldrán corriendo a comprar ese libro al no verlo disponible en las mismas. Nada más lejos de la realidad. Si su libro o audiolibro no está disponible en la plataforma de suscripción de referencia de un usuario, este consumirá otro contenido disponible de otra editorial o se irá a Netflix para entretenerse… Cada vez que el sector retrasa la disponibilidad de un ebook o audiolibro en una plataforma de suscripción le regala un nuevo abonado a Netflix, HBO o Movistar.

Durante la pasada década algunas editoriales se empeñaron en proteger a toda costa el formato del libro impreso poniendo todo tipo de frenos al crecimiento de los nuevos formatos digitales (ebooks, audiolibros, apps, etc.). Muchas de las decisiones digitales tomadas en el sector editorial tuvieron como objetivo prioritario defender un modelo de consumo en continuo declive (la venta unitaria del sacrosanto libro impreso a través de librerías físicas) en vez de potenciar, sin poner trabas, la venta de contenidos digitales a través de los nuevos modelos de consumo para fomentar su demanda con el fin de crear un nuevo mercado de lectores digitales. 

El férreo proteccionismo del libro impreso y de su venta a través de librerías físicas ha hecho perder al mundo del libro diez valiosísimos años en los que transformarse en una industria del siglo XXI. Esperemos que en esta nueva década no se cometan los mismos errores. 

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