¿Hacia dónde apunta el mundo del libro?
Acabo de regresar de la Feria del Libro de Frankfurt, la edición número 76. Para mí fue el año 11 desde que fui por primera vez en 2014. Es un hecho que Frankfurt sigue siendo –o trabajando para seguir siendo– el epicentro del mundo del libro cada año. La feria ha hecho esfuerzos en los últimos años para posicionarse no solo como un encuentro anual y global de la industria, sino también como un referente de tendencias y un espacio donde se discuten los desafíos del presente y las posibilidades del futuro.
La feria ha disminuido en tamaño –quienes han asistido por mucho tiempo recuerdan lo que era el pabellón 8– y ha sufrido una caída en la asistencia en los recientes años pandémicos. Al mismo tiempo, reportó un crecimiento del 9% en asistencia este año. Personalmente, tuve la sensación de que algunos stands, ya sean de países o editoriales, se habían reducido, pero no me atrevería a decir que esto representa un declive o una disminución en la importancia de la feria. Para mí, Frankfurt sigue siendo la capital del mundo por 5 días, todos los años en octubre.
Y dado que estamos aquí asumiendo que Frankfurt reúne en pocos días a muchas de las mentes que piensan, viven y construyen el mundo del libro, es posible afirmar que de allí se extrae un sentido de hacia dónde estamos yendo –o al menos hacia dónde queremos ir– como industria y como productores y diseminadores de conocimiento y cultura. Algunos temas han ido ganando importancia, otros se han vuelto parte del paisaje y algunos surgen como novedades protagonistas de un año para otro. Quiero aquí hablar de algunos de ellos.
Libros digitales
Recuerdo bien mi primera visita en 2014, cuando hablar de ebooks aún era una novedad y todavía se discutían las profecías apocalípticas sobre el fin del libro impreso. Los ebooks tenían pocos modelos de negocio, intentaban al mismo tiempo emular el modelo de los libros físicos y arriesgaban nuevas formas de distribución y comercialización. Ya no veo que eso suceda. Tengo la sensación de que el libro digital hoy es parte de la vida de la mayoría de las editoriales (unas más, otras menos) y se ha acomodado como un complemento al mercado –aún– mayoritario del libro impreso. Se habla de cuotas de mercado de dos dígitos en países desarrollados y de una aceleración lenta pero constante en mercados emergentes.
Es decir, el ebook está aquí, forma parte de la industria, pero ni de lejos recibe tanta atención como su hermano más destacado en este momento: el audiolibro.
Audiolibros
El renacimiento del audiolibro comenzó a tomar forma más fuerte entre 2017 y 2018, principalmente con la revolución nórdica, protagonizada por Storytel y más tarde BookBeat y otros actores, junto con la expansión internacional y global de Audible. Siempre es bueno recordar que el audiolibro no es un formato nuevo, lo que ha cambiado –y mucho– son los modelos de negocio y la forma en que se distribuyen estos contenidos, sobre todo con la aparición de las apps.
Además de tener un protagonismo interesante en la feria, casi ininterrumpido (excepto en los años de la pandemia), el audiolibro ha demostrado ser un formato con un gran potencial para llegar a un público de no lectores, o de lectores no habituales, considerando que es un formato que encaja perfectamente en la rutina conectada, móvil y multitarea de la vida contemporánea.
A la revolución nórdica y la marcha acelerada de los gigantes de Seattle, se sumó en los últimos años un actor inusual en el mercado: Spotify. También con ADN escandinavo, pero con una vida dividida entre Europa y Nueva York, Spotify parece haber asumido el desafío de finalmente masificar el consumo de audiolibros. Hasta el punto de declarar públicamente que quieren hacer por los audiolibros lo que hicieron por los podcasts en todo el mundo (y mucho en Brasil).
Es un hecho que el audiolibro sigue siendo en los últimos años una de las posibles vías para la industria, en términos de escala, alcance, perpetuidad y relevancia. Si el gigante de la música se convertirá en el gigante de los audiolibros, el tiempo lo dirá. Pero desde su anuncio –y con una pausa operativa y temporal– es un hecho que han ido expandiendo y lanzando su oferta en más y más países; un día antes de la feria, anunciaron la llegada de los audiolibros para sus suscriptores en Francia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos.
Un punto destacable sobre el crecimiento de los audiolibros es el crecimiento físico del espacio dedicado al formato. Con la curaduría del brasileño Carlo Carrenho, el espacio casi se duplicó de un año a otro y fue interesante ver la diversidad de empresas dedicadas al audio que tenían stands en el espacio y circulaban por allí. Sin mencionar las muchas mesas redondas y charlas dedicadas al tema e incluso una fiesta, Audiomania.
Inteligencia Artificial
Por supuesto, no se puede dejar este tema fuera. Cada vez más forma parte de nuestras vidas, ya sea por el uso que muchos de nosotros hacemos de chat-gpt, o por los videos recientes de robots de Tesla preparando bebidas.
Es un hecho que el tema ha generado muchas discusiones en la industria. Algunas sobre cuánto pueden ayudar las herramientas de IA en los procesos editoriales, las campañas de marketing y la optimización de etapas del libro, desde la concepción hasta la distribución. Otras, la mayoría, sobre los temores y preocupaciones por el uso indebido por parte de empresas y software del contenido de autores de todo el mundo para entrenar sus LLMs (los sistemas de IA conversacional).
Pocos días antes de la feria, la Unión Europea anunció un movimiento importante –aún se desconoce el efecto práctico– para regular el uso de contenido con estos fines. Parece ser una primera señal de respeto a la propiedad intelectual y los derechos de los autores.
Pero dos cosas me quedaron muy claras en la feria: la primera es que la IA va a ser –ya está siendo– una revolución como la de internet, que cuando nos demos cuenta ya habrá cambiado nuestras vidas para siempre. La segunda es que, como industria, tendremos que trabajar arduamente para que exista un uso ético y responsable de toda la creación humana; del pasado, del presente y, sobre todo, del futuro.
Además de estos temas, existen otros, claro. La constante y gigantesca negociación de derechos, Italia como país invitado de honor que nos ofreció un espacio hermoso y sofisticado, y todas las conversaciones tras bambalinas.
Otro punto destacado fue la tan comentada mesa redonda del ex-CEO de Hachette, Arnaud Nourry, quien formó un colectivo de editoriales independientes en París, en un modelo casi de coedición, como forma de fortalecimiento en grupo y mayor poder de negociación. Una iniciativa diferente y bastante interesante.
Mirando todo esto y sumando lo que he observado del consumo de contenido en general –incluyendo, pero no limitándose a los libros–, me tomo la libertad de pensar en posibles caminos hacia los cuales nosotros, como industria, podemos mirar, no solo para mantener el libro como algo relevante, sino para crecer como industria y que el libro realmente esté presente en la vida de más personas.
Hacia dónde miraría:
- Consumo digital: es innegable que la vida contemporánea gira en torno a internet y, aún más, al celular. Siendo esto un hecho, es importante que la industria mire cada vez más hacia el dispositivo más disponible –casi todo el tiempo– para el consumo de libros: el celular.
- Lectura y comunidad: cada vez más, leer ya no tiene que ser una actividad individual. La posibilidad de conectividad en las redes sociales hace que la lectura pueda ser algo colectivo, que encuentra en la comunidad una fortaleza, tanto para la retención de lectores como para la formación de una nueva generación interesada en los libros.
- Audio: consumir contenidos diversos en formato de audio siempre ha sido parte de nuestra vida, pero cada vez hay más opciones para consumir historias escuchadas, y muchos de los modelos de IA tienen en el audio su principal fuente de interacción. El audio seguirá creciendo cada vez más.
- IA como aliada: admitamos que llegó para quedarse. Dicho esto, ya existen muchas herramientas que pueden ayudar en el día a día de toda la industria, y es cada vez más importante beneficiarse y nutrirse de estas herramientas. Pueden ayudar a optimizar muchas horas en el día y permitirte concentrarte en lo más importante y único como profesional del libro, ya sea la creación de historias o las estrategias para que lleguen a más lugares y personas.
Y tú, ¿hacia dónde crees que apunta el mundo del libro?
Andre Palme Chief Marketing & Content Officer de Skeelo