27 marzo 2025

Libros, comunidades y el combate a la epidemia de nuestro tiempo

Imagen de JerzyGórecki en Pixabay

Imagen de JerzyGórecki en Pixabay

La lectura, por naturaleza, es una actividad solitaria. Iniciamos un libro y nos sumergimos en un universo particular. A diferencia del vídeo, la música y otras formas de contenido, el consumo de un libro es algo que se hace individualmente.

Aunque hoy, incluso esto ha cambiado: ¿has oído hablar de los sprints de lectura? Grupos que se reúnen online – a veces durante horas – en una videollamada donde nadie habla y cada uno lee su propio libro. Una combinación de comunidad y creación de hábito y rutina de lectura.

Los libros tienen un inmenso poder para generar conversaciones, conectar personas y formar comunidades. En el mundo físico y digital, la literatura se transforma en un catalizador social, impulsando diálogos, intercambios de ideas y movimientos culturales.

Desde los tradicionales – y cada vez más actuales – clubes de lectura hasta los debates en el entorno digital, el acto de leer está lejos de ser una experiencia exclusivamente individual. Encuentros presenciales o virtuales permiten que los lectores compartan sus impresiones, debatan interpretaciones y descubran nuevas perspectivas sobre una misma obra. Estos grupos fortalecen el vínculo entre los participantes y crean espacios de aprendizaje e intercambio genuino.

En Brasil, TAG se ha destacado con sus iniciativas de clubes de lectura desde hace algunos años. Pero ahora, en una fórmula aún más poderosa, ha unido ambos lados de la historia: creadores de contenido con comunidades establecidas y la curaduría de buenos libros. Primero con Bookster, ahora con Marcela Ceribelli, promoviendo una experiencia más profunda y compartida con la literatura. Esto refuerza el papel del libro como punto de conexión.

Las redes sociales han amplificado aún más este fenómeno. Instagram, TikTok y X (antes Twitter) han visto el crecimiento de comunidades apasionadas por los libros. Movimientos como #BookTok demuestran cómo la literatura puede generar millones de interacciones e incluso impulsar ventas, rescatando obras antiguas o destacando nuevos autores. Lo que antes ocurría sólo en pequeños grupos ahora puede alcanzar a millones de lectores en todo el mundo.

Skoob, la mayor red social de lectores en Brasil, también es un ejemplo de cómo la literatura puede crear conexiones. La plataforma permite que los lectores califiquen libros, compartan reseñas y participen en desafíos literarios, haciendo que la experiencia de lectura sea más interactiva y social. El éxito de Skoob demuestra que, incluso en un entorno digital, el libro sigue siendo un elemento unificador y comunitario.

Otra fuente de conversaciones son los podcasts literarios, que desempeñan un papel esencial en la ampliación de este diálogo. Permiten que los lectores profundicen en los temas, conozcan la visión de expertos y descubran nuevas obras a partir de recomendaciones. De la misma manera, los foros en línea crean espacios donde las personas pueden intercambiar reseñas, sugerir lecturas y discutir personajes y tramas en detalle.

Hay otro punto clave, una cuestión bastante contemporánea en la que el libro puede desempeñar un papel. En el último SXSW, uno de los temas más debatidos fue la soledad en el mundo digital. Los expertos destacaron que la hiperconectividad no siempre significa proximidad real, y que la soledad se ha convertido en una epidemia global.

En este contexto, el libro puede asumir un papel aún más relevante al ofrecer un punto de encuentro genuino para que las personas se conecten más allá de las interacciones superficiales en las redes sociales. La literatura, al estimular debates y reflexiones, puede servir como una herramienta poderosa para rescatar el sentido de pertenencia y comunidad, además de fomentar conversaciones e interacción social más significativa.

Para traer también este tema como una oportunidad para la industria, menciono un nuevo concepto que Bia Granja presentó en el SXSW: el ROF (Return Over Fan), que destaca la importancia de construir comunidades auténticas y comprometidas en lugar de centrarse únicamente en el alcance o el volumen de seguidores.

En el universo de los libros, esta idea se aplica perfectamente: más que vender ejemplares, el verdadero impacto de una obra radica en su capacidad para generar identificación y conversaciones duraderas entre los lectores. El crecimiento de los clubes de lectura, las redes sociales literarias y los foros especializados refuerza que los libros no son sólo productos culturales, sino también catalizadores para la formación de lazos y un sentido de pertenencia, generando conversaciones y oportunidades de negocio.

Aunque la lectura es una experiencia individual, su impacto va mucho más allá del lector solitario. El libro tiene el poder de conectar personas, estimular conversaciones y construir comunidades vibrantes, tanto en el entorno físico como en el digital. En un mundo cada vez más fragmentado y solitario, la literatura se revela como una herramienta poderosa para unir ideas y promover diálogos significativos.

Por André Palme.

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