31 marzo 2025

La inteligencia artificial fomenta la lectura concentrada

Imagen de Sanket Mishra en Pexels

Imagen de Sanket Mishra en Pexels

Como venimos señalando desde hace un tiempo, la IA está teniendo un notable impacto en los procesos de escritura y lectura en según qué ámbitos.

Muchos autores, sobre todo el ámbito de la investigación, hacen uso de esta tecnología para crear o más bien moldear sus textos. Uno de ellos es Adam Hyde, experto en tecnología y que se define a sí mismo como innovador editorial.

En un reciente artículo señala cómo su proceso de escritura ha sufrido una profunda transformación gracias a la IA. En su propio blog ya experimenta con la escritura asistida por IA, no sólo como una herramienta para la generación de contenido, sino como un “verdadero socio colaborativo”.

Según confiesa, la IA le ayuda a refinar ideas, explorar perspectivas diversas y crear narrativas atractivas. Escribir con IA no sólo ha aumentado su productividad, señala, sino que ha mejorado significativamente la calidad de su trabajo.

Se pasa de las ideas “en bruto” al refinamiento del texto según las opciones mostradas por la IA. Un proceso en el que no se trata de dejar que la IA tome el control, sino de profundizar su comprensión y perfeccionar sus propias ideas. Asegura Hyde que así como la escritura tradicional aclara los pensamientos, la IA mejora su capacidad para explorar y solidificar los conceptos de manera más completa.

Esto le ha hecho descubrir que a la vez que es escritor es editor, ya que se ve obligado a una revisión constante.  Así ha descubierto también que uso de la IA en su escritura exige un nuevo nivel de compromiso con el texto.

Cuando escribe desde cero, apunta, tiene una comprensión íntima de cada palabra e idea. Pero con la escritura asistida por IA, existe el riesgo de pasar por alto el contenido generado sin examinarlo por completo, lo que lleva a pasar por alto imprecisiones o argumentos débiles.

Esto hace que el control de calidad sea una habilidad esencial, que obliga a leer atentamente los propios borradores asistidos por IA con el mismo rigor que si los hubiera escrito otra persona. Como debería hacer un editor, en definitiva.

Así, interactuar con un texto generado por IA requiere el mismo nivel de atención que la lectura más atenta. Hyde asegura que revisar minuciosamente el contenido asistido por IA requiere un esfuerzo significativo y es fácil pasar por alto cambios sutiles pero fundamentales para el sentido del texto.

De tal modo que en lugar de confiar únicamente en la IA para mejorar la escritura, el autor se ve obligado a adoptar un enfoque meticuloso para la lectura atenta, la edición y el control de calidad.

En otras palabras, los procesos de post-edición de los textos generados con el apoyo de estas tecnologías generativas van a fomentar una concentración en los procesos de lectura y escritura que quizá no habíamos visto hasta ahora.

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