26 octubre 2006

La guerra no es un espectáculo

Gervasio Sánchez impartirá en el MUSAC el Seminario FOTOGRAFÍA Y COMPROMISO. LA GUERRA NO ES UN ESPECTÁCULO durante los días 27, 28 y 29 de octubre. Nombrado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura ‘Enviado Especial de la UNESCO por la Paz’ en diciembre de 1998, Gervasio Sánchez analizará el periodismo gráfico en conflictos bélicos desde una posición decididamente comprometida acorde con su trayectoria profesional y su ardua labor en la defensa de los Derechos Humanos.
A lo largo del Seminario Gervasio Sánchez explicará a los participantes su forma de trabajar en zonas de conflicto rodeado de personas que sufren. Hablará de cómo se enfrenta a los protagonistas de sus trabajos, cuáles son sus propósitos en su labor profesional. Explicará cómo se plantea el proyecto específico para el MUSAC, DESAPARECIDOS y su manera de abordar un trabajo que puede llegar a durar una década. El periodista explicará asimismo su evolución profesional y artística desde sus inicios. Mostrará para ello una selección de sus trabajos fotográficos.
Gervasio Sánchez cuenta entre sus objetivos para el Seminario hacer ver a los asistentes que el suyo, se trata de un oficio basado en la permanente evolución, que la gran caminata comienza con un paso y que los que quieren dar pasos muy grandes en la fotografía se arriesgan a caer en un barranco. En último término el periodista tratará que los presentes, sean fotógrafos profesionales o aficionados, se apasionen por esas otras formas de mirar que existen en la fotografía.


FOTOGRAFÍA Y COMPROMISO.
Texto de Gervasio Sánchez
John Berger dice en su libro Otra manera de contar que “una fotografía es un lugar de encuentro donde los intereses del fotógrafo, lo fotografiado, el espectador y los que usan la fotografía son a menudo contradictorios”. Cuando trabajo en contacto con el sufrimiento mi objetivo es conseguir que este encuentro deje de ser contradictorio o al menos permita alcanzar un equilibrio entre los diferentes intereses.
Creo que la única manera de conseguirlo es estableciendo un acuerdo tácito con los protagonistas de mis fotografías. Hay que personalizar sus dramas, sus desconsuelos, sus esperanzas. Las crisis del Tercer Mundo no pueden ser reducidas a una maquiavélica ecuación numérica porque cada uno de los miles de amputados que gritan, las decenas de miles que mueren o los millones que abandonan sus hogares y buscan refugio en otros países tiene una historia de dignidad que casi nunca se cuenta.
La fotografía que retrata el drama humano, esencia de nuestro fracaso, debe evitar la esquematización, la frivolidad y el espectáculo. Debe ser ‘inoportuna y certera en su impertinencia’, cualidades necesarias para ejercer el periodismo, según Ryszard Kapuscinski, y debe huir de la promoción de lo políticamente correcto.
Vivir entre las víctimas te da otra perspectiva porque acabas conociendo sus espacios mágicos, sus secretos mejor guardados, sus sueños inconclusos. Los campos de batalla están repletos de combatientes y, sobre todo, de civiles que son incapaces de explicar las causas de las guerras que aprisionan su presente y su futuro desde hace años y décadas.
Si no sufres el dolor, el grito de las víctimas, su digno silencio, ¿cómo puedes transmitir el drama con decencia, cómo puedes intermediar entre el dolor y el olvido, el horror y la banalidad, cómo puedes circular por las carreteras secundarias de la VIDA? La fotografía debe evitar que ‘comprendamos la historia cuando ya es tarde”.

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