10 marzo 2010

Edición digital y edición sostenible

Una de las virtudes de la edición digital, de los ereaders y la tinta digital es el menor impacto medioambiental que se consigue con su producción. Existen argumentos en contra que se basan en la contaminación del plástico, sus componentes y la emisión de gases tóxicos, por eso Apple puso a disposición una sección en su web en la que se puede hacer un seguimiento del impacto de la fabricación de sus productos en el medio ambiente.
En el año 2003, Greg Kozak, de la Universidad de Michigan, como investigación para su tesis estudió la evaluación del ciclo vital de los libros de papel frente a los ebooks. La conclusión fue un libro de papel crea cuatro veces más emisiones de gases de efecto que las de un ereader. La impresión de libros cuesta tres veces más de materia prima y 78 veces más consumo de agua que el de los ebooks.
En otro estudio de la Universidad de Berkeley, han llegado a la conclusión de que la lectura de un periódico electrónico emite entre 32 y 140 veces menos CO2 y utiliza 27 veces menos agua que la versión impresa.
Algunas cifras que ofrecen sobre la conservación del ecosistema:
– 12 – número de árboles que se necesitan para producir una tonelada de papel para imprimir.
– 10 – número de personas por año para los que un árbol crecido produce oxígeno por temporada.
– 5% – porcentaje de papel usado que se utiliza para su reciclaje en la industria del libro.
– 35% – porcentaje de libros impresos que se devuelven a los editores y terminan en vertederos
– 75.000 – cantidad de árboles utilizados para producir una edición dominical del New York Times.
Fuera del ámbito digital, existen fórmulas como la ecoedición para tratar de ejercer el menor impacto medioambiental posible. En cualquier caso, impreso o digital, no se pueden obviar tanto las consecuencias medioambientales de la industria como las posibilidades de actuales para reducir dicho impacto.

2 Responses

  1. Son impresionantes los datos. La ecolología ya no es cuestión de uno y su conciencia, sino que cada vez se va acercando más al terreno del «must». En línea con lo que desde hace años se viene haciendo en Europa, las empresas españolas apuestan cada vez más por productos menos contaminantes, ya sean coches o mermeladas. De momento, parece una tendencia de comunicación, una moda para enganchar conciencias, pero los productos más ecológicos no tardarán en convertirse en algo que resulta obvio y no hemos de buscar con lupa en la letra pequeña.
    En el mundo editorial ya hay autores muy mediáticos como Saramago que exigen que sus libros se editen en papel no contaminante (http://www.greenpeace.org/argentina/newsletter-greenpeace/newsletter-3-enero07/jose-saramago-se-suma-a-la-cam), e iniciativas como las de Greenpeace con Amigos de los Bosques se normalizarán hasta ser innecesarias. ¿Cuándo? No me atrevo a tanto, pero creo que vamos hacia eso. Espero.
    Un motivo más para recibir al libro electrónico con optimismo.

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