Inteligencia artificial para enseñar a leer

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Como vemos en este mismo blog a lo largo de los días, la IA se ha establecido en todas las disciplinas. Una de ellas es en el apoyo a la lectura.
Como señalan en un artículo de The Conversation Francia, la IA permite una retroalimentación inmediata, pero también va más allá al poder personalizar la experiencia de cada alumno.
Como en algún ejemplo que hemos visto, la IA facilita ajustar la dificultad de los ejercicios en tiempo real y ofrece contenidos adaptados al progreso del alumno, lo que proporciona un aprendizaje diferenciado y más interactivo.
Se puede afirmar que es una herramienta valiosa para apoyar al profesorado y aliviar ciertas tareas repetitivas. Por ejemplo, facilita la creación de cuestionarios o evaluaciones, permitiendo a los docentes ahorrar tiempo al tiempo que abordan las dificultades de los estudiantes y adaptan así sus intervenciones.
Ejemplos de estas herramientas los hay ya en gran cantidad. Por citar sólo algunas: ProjectRead, My Reader, Ello, PronounceAI, y una de las más conocidas, Read Along de Google, una plataforma de lectura gamificada basada en IA en la que los niños, solos o junto a sus padres, tienen accesos a contenidos para leer a diario, ganar puntos y mejorar todas sus habilidades en este aspecto.
No obstante, como se menciona en el artículo, hasta la fecha pocos estudios han examinado el impacto de la IA en el aprendizaje de la lectura. Si bien algunas investigaciones han destacado sus beneficios en la comprensión, la estructuración de historias y el enriquecimiento del vocabulario, aún queda por demostrar su eficacia en las primeras etapas del aprendizaje. Otra cosa sería en el caso de los adultos, que ya tienen un conocimiento y hábito de lectura formados.
Como pasa con todas las nuevas herramientas digitales, la integración en la educación todavía plantea preguntas y desafíos. Asimismo, el uso de herramientas adaptativas y generativas requiere de habilidades técnicas que el profesorado no siempre posee, por lo que resulta imprescindible la implementación de formación específica.
Por otra parte, a nivel cognitivo, la IA, aunque interactiva y atractiva, podría causar una sobrecarga cognitiva, especialmente en niños pequeños, que deben hacer malabarismos entre la interfaz digital y el aprendizaje básico.
Como vimos hace unas semanas, la dependencia excesiva de estas herramientas de IA también podría limitar la autonomía (llegando en ocasiones a los “delirios”) y, en este caso concreto del que hablamos, quizá la capacidad para desarrollar estrategias de lectura eficaces sin una persona que coordine o supervise tales herramientas.