27 julio 2006

El jardín de los justos

¿A quién puede interesar a estas alturas otro libro sobre el Holocausto? Cierto es que disponemos de una amplia bibliografía sobre el sufrimiento de las víctimas del holocausto, pero por primera vez este libro nos permite  recordar no sólo  el mal causado por el nazismo, sino también el bien realizado por centenares de personas  anónimas que salvaron centenares de vidas.

A través de historias reales y heroicas, protagonizadas por gente corriente, este libro nos invita a reflexionar sobre las posibilidades del individuo para luchar contra el mal autorizado por la ley. Cuando la mayor parte de una sociedad cambia de valores y acepta que lo que hace no está mal (por ejemplo, admitir el antisemitismo) entonces cree que es ético lo que está haciendo. El Holocausto no  fue un crimen ideado por una sola persona, fue cometido por cientos de miles de personas absolutamente normales y corrientes. Leyendo este libro te encuentras con una realidad y unos descubrimientos difíciles de aceptar: "Si muchos individuos hubieran sido capaces de haber dado sólo un pequeño paso a favor de los judíos, no importa que éste hubiera sido minúsculo o un poco más grande, el número de supervivientes hubiera sido infinitamente más alto".

A modo de biografía, el periodista italiano Gabrielle Nissim documenta  en El jardín de los justos  la vida del juez  Moshe Bejski, presidente desde 1970 hasta 1995 de la Comisión de los Justos dentro de la institución Yad Vashem de Jerusalén. Víctima del Holocausto, al que consiguió sobrevivir gracias a la ayuda de Oscar Schindler (Bejski es una de las 1.200 personas de la famosa Lista). El terror siempre se basa en una ideología y por tanto es muy interesante leer en este libro  los procesos de construcción de la misma (su narrativa, su argumentación) para conocer el comportamiento de toda una sociedad. Hasta que la ideología parece capaz de forjar la historia no se andan con miramientos, para luego, frente a los primeros signos de incertidumbre sobre el resultado, quieren esconder inmediatamente las pruebas, como si al sentimiento inicial le sustituyera otro a mitad de camino entre el miedo y la vergüenza, y no quisieran aparecer con esa marca infamante a los ojos del mundo. Por otra parte, también nos ayuda a comprender las posturas condiciones de las víctimas ante el genocidio: "Cualquier persona que hoy intente comprender las razones de la falta de rebelión no las podrá encontrar por el simple motivo de que no es físicamente posible presentar las condiciones de aquellos días, y no creo que la gente pueda entender, también porque yo mismo, que he experimentado aquella situación, no soy capaz de explicarla".

Con este relato, Nissim trasciende el mero documento histórico y biográfico y toma el relevo a Bejski, creando la base teórica de una original y revolucionaria perspectiva histórica: la memoria del bien en un genocidio. Desde su infancia, Moshe sentía que le faltaba algo: el amor de sus padres no le bastaba, hubiera querido a su alrededor la cordialidad y la amabilidad que todos los niños advierten en el ambiente que les rodea. Le faltaba el afecto espontáneo de los vecinos; sólo recibía el de familiares, amigos y el de los otros judíos. No tenía esas atenciones que cuando se reciben se transmiten a todos los objetos de la propia existencia, a los lugares, las plazas, los árboles, las montañas, al cielo del propio país. Personas, cosas y edificios se funden en un todo, convirtiéndose en sólidos cimientos para las acciones del ser humano. Moshe Bejski dedicó el resto  de su vida a buscar a aquellos hombres y mujeres que realizaron acciones altruistas de salvamento en favor de los judíos. Estas personas han visto reconocido su valor con la plantación de un árbol en el llamado Jardín de los Justos en Jerusalén, donde en la actualidad se recuerda a más de 15.000 salvadores de los judíos.

Grabielle Nissim (Milán, 1950) es periodista y escritor. En 1982 fundó L’Ottavo Giorno, revista italiana sobre el tema de la disensión en los países de Europa del Este. Ha realizado numerosos documentales para las televisiones italiana y suiza sobre la oposición clandestina a los regímenes comunistas, sobre los problemas del postcomunismo y sobre la condición hebrea en los países del Este.

Es colaborador habitual de la prensa de su país, Il Corriere della Sera, Mondo e Il Giornale, entre otros. Además de El jardín de los justos es autor de los libros Judíos invisibles, escrito conjuntamente con Gabriele Eschenazi (Mondadori, 1995) y El hombre que paró a Hitler. La historia de Dimitar Pesev que salvó a los judíos de una nación entera (Mondadori, 1998), del que se está haciendo una película para la Televisión Italiana.

Fundador de la asociación Gardens of the Righteous Worldwide para el reconocimiento de los justos en los genocidios del siglo XX. Su obra, inédita hasta el momento en España, se ha traducido a varios idiomas. Actualmente está escribiendo un nuevo libro sobre las mujeres del Gulag.

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