01 julio 2015

El uso de los beacons en las tiendas físicas

Las tiendas siguen valiéndose de la tecnología para atraer a los compradores y animarles a ver sus productos online, muchas de ellas a la vez que fomentan las ventas online, que no es incompatible.

Una vez más, los beacons son los protagonistas de estos pasos para la mejora de la experiencia de compra y personalización. Ya hemos señalado en ocasiones anteriores que estos pequeños dispositivos -que se pueden instalar en cualquier roncón de un espacio físico sin apenas alterar el diseño de un local- comunican vía Bluetooth con los Smartphones de los compradores o visitantes, según el caso y siempre con su permiso, para enviarles ofertas, información de interés, alertas, recomendaciones, etc.

Este tipo de comunicación permite, además, que los minoristas conozcan mejor el comportamiento y gustos de sus compradores, de este modo pueden hacer mejoras tanto en la distribución del producto del propio espacio físico como en las ofertas de tales productos.

Esto que se ha dado en llamar ‘marketing de proximidad’ favorece tanto las compras como la experiencia, sobre todo en un mundo en el que vamos cada vez con más prisas y hay más competitividad. Conocidas marcas y centros comerciales ya las utilizan, como Urban Outfitters, Timberland o Macy (que ya ha instalado 840 en todos sus grandes almacenes),

Además, ahora también se alinea con el pago móvil, como en el caso de PayPal Beacon, que permite a los clientes a comprar un producto en una tienda utilizando su dispositivo móvil, sin tener que pasar a través de una caja.

Entre julio y septiembre de 2014, el 30% de los compradores que recibieron un aviso de oferta a través de un beacon decidieron comprarlo y el 70% de los compradores se molestó en abrir los mensajes de los beacons, un porcentaje bastante más alto que lo que consigue un email.

Insistimos que no está reñida una estrategia de incentivación de la compra en espacios físicos junto a una de e-commerce, tal y como se plantea en el artículo que da origen a este post. Por el contrario, cada da una cumple una función bien diferenciada, en ocasiones –muchas- en relación al espacio y tiempo para la compra.

Las tiendas de los museos, las librerías –ya los hemos visto en las bibliotecas– pueden hacer uso de esta pequeña, práctica y barata tecnología para conocer mejor tanto a sus clientes como a su propio producto.

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