Privacidad y libertad de expresión en la era de la inteligencia artificial
La Inteligencia artificial está pasando a ser parte de nuestra vida cotidiana, de un modo u otro.
Ya sea mediante buscadores avanzados, chatbots, algoritmos de recomendaciones, etc., las personas accedemos a la información e interactuamos con la red y también ahora con los dispositivos, incluso con los objetos de casa, y esto supone compartir información personal.
El riesgo que conlleva tener que compartir tanta información y algunos datos personales, supone a la vez estar expuesto a un rastreo y clasificación –no siempre neutral- mucho más minuciosos.
También significa que toda esta información puede llegar mucho más lejos; por tanto existe un riesgo real de que el uso de estas nuevas herramientas por parte de estados y grandes corporaciones tenga un impacto negativo en los derechos humanos.
Ya vimos como la estrategia francesa para la Inteligencia artificial pasaba por tener en cuenta estos aspectos, dado que su impacto va a tener cada vez más trascendencia en nuestra sociedad.
Ahora ARTICLE 19 y Privacy International han elaborado precisamente un documento al respecto para defender estos derechos, tanto de privacidad como también de libertad de expresión.
Del mismo modo que el Interactive Advertising Bureau apostaba por un estándar de consentimiento sobre privacidad para usuarios y consumidores, en este caso se busca delimitar el alcance de estas tecnologías en cuanto que pueden romper tales derechos.
El documento que han desarrollado presenta definiciones técnicas clave para aclarar este debate y examina las formas en que la IA afecta el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la privacidad.
También revisa el panorama actual y los diferentes marcos legales, técnicos y corporativos existentes e iniciativas de IA dirigidas por la industria que son relevantes para la libertad de expresión y la privacidad.
Proponen, finalmente, que las respuestas políticas y tecnológicas en esta área deben garantizar la protección de los derechos humanos, en particular el derecho a la libertad de expresión y el derecho a la privacidad, pero también asegurar la rendición de cuentas y la transparencia de la inteligencia artificial.
Por tanto, señalan que los gobiernos deben revisar la idoneidad de los marcos legales, de políticas, y las regulaciones sobre IA con respecto a la protección de la libertad de expresión y la privacidad junto a ofrecer la información precisa de una comprensión holística del impacto de la tecnología; es decir, se deben recopilar estudios de casos e investigaciones empíricas sobre el impacto de la IA en los derechos humanos.
Por último, invitan a que estas tecnologías sean desarrolladas en colaboración con una amplia gama de partes interesadas, incluida la sociedad civil y redes de expertos.